How little I know about migration / Qué poco conozco sobre migración
Qué poco conozco sobre migración.
Después de tres días escuchando a cinco personas contar sus historias de migración, estoy aprendiendo lo poco que conozco sobre migración. He trabajado con migrantes durante más de treinta años. He vivido con jóvenes migrantes. He predicado misiones parroquiales bilingües en quince estados. Trabajé en huertos con trabajadores migrantes en California y Oregón. He trabajado con trabajadores agrícolas en quince estados de los EE. UU. He trabajado con migrantes en las grandes ciudades trabajando en trabajos temporales, limpieza, restaurantes y construcción. He trabajado con migrantes de Oregon a Virginia, de Nebraska a Mississippi. He sido testigo en la corte de inmigración más de diez veces. Y en tres días, visitando a tres migrantes y dos cuidadores de migrantes, reconozco lo poco que realmente conozco sobre migración.
La gente ha confiado tanto en nosotros con sus historias, que me siento honrado por su confianza y alivio al hablar con nosotros. Ha habido momentos emotivos cuando escuchamos las historias de las personas. Conozco a algunos que visitamos desde hace muchos años y, sin embargo, estoy aprendiendo de sus reflexiones sobre la experiencia de ser un emigrante.
Mientras hablo con muchas personas profundamente comprometidas a los migrantes, compartimos nuestra pasión, nuestras alegrías y nuestras tribulaciones al recordar nuestras experiencias con los migrantes. A medida que honramos el ministerio y nuestras experiencias personales. Damos cuenta de las limitaciones de nuestras experiencias que nos sorprende lo que otros han hecho.
Aquellos de nosotros que trabajamos con los migrantes o aspiramos a hacerlo, tenemos que admitir con humildad que incluso cuando caminamos con migrantes, los verdaderos expertos en migración son aquellos que han experimentado la búsqueda de una nueva vida por emigración.
Mientras escribo sobre experiencias de migración desde la perspectiva de alguien ajeno a la experiencia, tratando de ayudar a los migrantes, es una lección de humildad observar las dificultades extremas de los migrantes y reconocer su humanidad, dignidad, honor y fe. Necesitamos recordar que cada migrante es un hijo de Dios, y es nuestro hermano y hermana.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
How little I know about migration
After three days listening to five people tell their stories of migration, I am learning how little I know about migration. I have worked with migrants for over thirty years. I have lived with migrant young adults. I have preached bilingual parish missions in fifteen states. I worked in orchards with migrant workers in California and Oregon. I have worked with agricultural workers in fifteen states in the U.S. I have worked with migrants in major cities working in temporary jobs, housekeeping, restaurants and construction. I have worked with migrants from Oregon to Virginia, from Nebraska to Mississippi. I have been a witness in immigration court over ten times. And in three days, visiting three migrants and two caregivers for migrants, I recognize how little I really know about migration.
People have so deeply trusted us with their stories, that I am humbled by their confidence and relief talking with us. There have been emotional moments already as we hear people’s stories. I have known some of the people we visited for many years, and yet, I am learning from their reflections on the experience of being an emigrant.
As I speak with people deeply committed to helping migrants, we share our passion, our joys and our tribulations as we recall our work with migrants. As we honor each other’s labors, our experiences are so personal and limited by our experiences, we are amazed at what others are doing.
Those of us who work on behalf of migrants or aspire to do so, need to humbly admit that even as we walk with migrants, the true experts on migration are those who have experienced seeking a new place to live by entering the world of migration.
As I write about experiences of migration from the perspective of someone from outside the experience, trying to aid migrants, it is humbling to observe the extreme hardships of migrants and to recognize their humanity, dignity, honor and faith. We need to remember that every migrant is a child of God, and is our brother and sister.
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.