Gratitude of the poor / La gratitud de los pobres
La gratitud de los pobres
“Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su vez, y con eso quedarías recompensado. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos”. (Luc 14:12-14)
Probablemente tengo una perspectiva única sobre las palabras de Jesús al anfitrión del banquete. “Cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte.” En 1991, comenzó en Denver una iniciativa redentorista en el pastoral juvenil. Dos sacerdotes redentoristas y un hermano abrieron Casa San Alfonso. Les dijimos a los jóvenes: “Nuestra casa es tu casa”. Jóvenes vinieron a la Casa regularmente. Unos diez a quince vinieron por la cena, pero no preparamos solo por unos quince. Preparamos muchos más. La cocina era el centro de nuestro ministerio. No importaba la cantidad de comida que preparábamos, jóvenes vinieron a la casa. Las sobras desaparecían.
En ese momento, fue alrededor de la mesa que los jóvenes llegaron a reconocer nuestra casa como su casa. Puede que nuestra comunidad juvenil no nos haya retribuido en su momento, pero el año pasado celebramos el trigésimo aniversario de la fundación de la Casa San Alfonso. Si bien esa comunidad solo duró cinco años, cerca de sesenta de los exalumnos de la Casa se reunieron y mostro su gratitud. Nuestra celebración comenzó con una Misa a las 10:00 de la mañana y siguió con un picnic en un parque. La fiesta se prolongó hasta que oscureció.
Soy sacerdote desde hace 49 años. Considero ese día como mi mejor día de mi vida, incluso el día de mi ordenación. Cuando Jesús habló de que los pobres no pueden pagar el anfitrión de un banquete, prometió el pago en la resurrección de los justos. Doy gracias a Dios por experimentar la gratitud de los jóvenes que apreciaron la hospitalidad de Casa San Alfonso.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
Gratitude of the poor
“When you hold a lunch or a dinner,
do not invite your friends or your brothers
or your relatives or your wealthy neighbors,
in case they may invite you back and you have repayment.
Rather, when you hold a banquet,
invite the poor, the crippled, the lame, the blind;
blessed indeed will you be because of their inability to repay you.
For you will be repaid at the resurrection of the righteous.” (Lk 14:12-14)
I probably have a unique perspective on Jesus’ words to the host of the banquet. “When you hold a banquet, invite the poor, the crippled, the lame, the blind…because of their inability to repay you.” In 1991, a Redemptorist initiative in youth ministry began in Denver. Two Redemptorist priests and one brother opened Casa San Alfonso. We told the young people, “Our house is your house.” Young people dropped in every afternoon and evening. There could be ten to fifteen present for supper, but we prepared our meals for many more. The kitchen was the hub of our ministry. No matter how much food we prepared, Through the evening as young people came in leftovers disappeared.
At the time, it was around the table that young people came to recognize our house as their house. Our youth community may not have repaid us at the time, but last year we celebrated the thirtieth anniversary of the founding of Casa San Alfonso. While that community only lasted five years, about sixty of the Casa alumni came to repay our ministry with their gratitude. Our celebration began with Mass at 10:00 am and followed with a picnic in a park. The fiesta went on until dark.
I have been a priest for 49 years. I consider that day as my best day as a priest, even better than ordination day. When Jesus spoke of the poor not being able to repay the host of a banquet, he promised repayment in the resurrection of the just. I give thanks to God for experiencing the gratitude of young people who appreciated our Casa San Alfonso hospitality.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.