43. Lent: Semana Santa: Travel on mission in Oaxaca – Viajar en misión en Oaxaca
Viajar en misión en Oaxaca
Pasé la Semana Santa de 1993 en Hidalgo, 1995 en Oaxaca y 2008 en Sonora. En Hidalgo y Sonora trabajaba en pueblos y cuando necesitaba visitar los ranchos vecinos, la gente de la comunidad me llevaba a los ranchos. En Oaxaca cuatro sacerdotes eran responsables de siete ranchos. Había cuatro o cinco laicos misioneros y hermanas en cada uno de los ranchos. Fui responsable de confesiones, misas y liturgias en dos comunidades. Mis comunidades estaban en lados opuestos del valle profundo. Fue una caminata de 5 kilómetros, pero más de treinta millas en automóvil por la terracería. Desde San Juan, era fácil ver a Santa Catarina al otro lado del valle, pero había quince millas hasta el puente y quince millas al otro lado del valle. La barranca subía y bajaba, pero en el fondo de la barranca, había muchos senderos de animales al otro lado, y un sacerdote visitante estadounidense necesitaba un guía que viajara en cada sentido.
Francisco fue mi guía. Era un trabajador agrícola migrante de 28 años que iba a los Estados Unidos después de Pascua cada año y regresaba a su ciudad natal en diciembre. Fue casi una hora de caminata de ida y vuelta entre las comunidades. Un día me dijo que se hizo católico en los Estados Unidos. Había sido bautizado cuando era un bebé y recibió su Confirmación y Primera Comunión, pero vio en su comunidad que los hombres no iban a la iglesia. Fueron mujeres y niños, pero los hombres jugaron a las cartas y bebieron cerveza en la plaza en lugar de entrar a la iglesia. Los niños jugaban al fútbol y rara vez entraban a la iglesia. Se fue a California a trabajar en el campo cuando tenía dieciséis años. Un día en el campo, un compañero le pidió que fuera a misa el sábado por la noche. Francisco se negó, pero su amigo dijo que después de la misa había bailes para jóvenes. El amigo dijo: “Hay chicas bonitas”. Entonces, fue a la misa y al baile. Fue a la semana siguiente y se encontró al sacerdote. El tercer fin de semana, el cura le dijo a Francisco: “Otros me dicen que tocas la guitarra. Trae tu guitarra la semana que entra para tocar con el coro”. Francisco dijo que quería decir que no, pero las chicas eran bonitas. Doce años después, todavía tocaba la guitarra en el coro.
Nuestras caminatas me enseñaron sobre los trabajadores agrícolas migrantes que trabajaban en frutas y verduras, pero fue años antes que me involucré más en el trabajo con los campesinos migrantes. En 2008, prediqué una misión parroquial en Merced y conté la historia de mi Semana Santa en Oaxaca, pero Francisco ya no vivía en Merced, así que no lo veo desde 1995. Me recuerdo como él me dijo que se convirtió en católico activo en los Estados Unidos.
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Travel on mission in Oaxaca
I spent Holy Week 1993 in Hidalgo, 1995 in Oaxaca and 2008 in Sonora. In Hidalgo and Sonora, I worked in towns and when I needed to visit neighboring ranchos, people from the community drove me to the ranchos. In Oaxaca four priests were responsible for seven ranchos. There were four or five lay missionaries and sisters in each of the ranchos. I was responsible for confessions, Masses and liturgies in two communities. My communities were on opposite sides of deep valley. It was a 5 kilometer walk, but over thirty miles by car on the worst of dirt roads. From San Juan, it was easy to see Santa Catarina on the other side of the valley, but it was fifteen miles to the bridge and fifteen miles back on the other side of the valley. The trail was up and down, but at the bottom of the canyon, there were many animal trails up the other side, and an American visiting priest needed a guide traveling each way.
Francisco was my guide. He was a 28-year-old migrant farmworker who went to the U.S. after Easter each year and returned to his hometown in December. It was almost an hour walk each way between the communities. One day he told me that he became Catholic in the United States. He had been baptized as an infant and received his Confirmation and First Communion, but he saw in his community that the men did not go to church. Women and children went, but the men played cards and drank beer out in the plaza rather than enter the church. The boys played soccer and rarely entered the church. He went to California to work in the fields when he was sixteen. One day in the fields, a companion asked him to go to Mass on Saturday evening. Francisco declined, but his friend said that after the Mass there were dances for youth. The friend said, “There are some pretty girls.” So, he went to the Mass and the dance. He went the following week and met the priest. On the third weekend, the priest said to Francisco, “Others tell me that you play the guitar. Bring your guitar next week to play with the choir.” Francisco said that he wanted to say no, but the girls were pretty. Twelve years later, he still played guitar in the choir.
Our walks taught me about the migrant farmworkers working in fruit and vegetables, but it was years later when I became more involved in work with migrant farmworkers. In 2008, I preached a parish mission in Merced and told the story of my Holy Week in Oaxaca, but Francisco no longer lived in Merced, so I have not seen him since 1995. I will always remember how he told me that he really became Catholic in the United States.
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Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.