Human dignity comes from God / La dignidad humana viene de Dios
La dignidad humana viene de Dios
Venimos al mundo no sólo como hijos de nuestros padres, sino como hijos de Dios. Con Dios, Padre de toda la creación, todos somos hermanos y hermanas. Encontramos tantas maneras de distinguirnos unos de otros. Nos identificamos por nuestra ascendencia, los lugares de donde venimos o de donde vinieron nuestros padres y abuelos. Nos identificamos por nuestra comprensión de la religión, la fe, la educación, el sexo y la nacionalidad. Pasamos demasiado tiempo tratando de distinguirnos unos de otros en lugar de considerar nuestro ser común.
Nuestra dignidad humana no se gana. El lugar donde nacemos y la situación de nuestros padres influye mucho en cómo tomamos conciencia del amor de Dios en nuestras vidas. Algunos nacen en familias con recursos para obtener educación, desarrollo, inspiración, esperanza y valores. Algunos nacen en familias con serias limitaciones para el desarrollo personal de talentos, esperanza y valores. Todos tenemos limitaciones, pero tenemos dignidad y somos dignos de respeto. Nacemos como hijos de Dios, pero el camino hacia la realización de nuestras posibilidades puede ser estrecho.
Desde Adán y Eva, reconocemos la imperfección de nuestra voluntad cuando el pecado entró en el mundo. Aunque pecamos, seguimos siendo hijos de Dios. Jesús declaró que su misión era “anunciar la buena nueva a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos”. (Lc. 4:18)Jesús vio su misión como levantar a los pobres, a los discapacitados ya los oprimidos.
En sus acciones, Jesús nos llama a ser testigos de la dignidad de todas las criaturas de Dios. No se trataba simplemente de decirlo con palabras, sino de desafiar todas las fuentes de opresión, separación y alienación. Envió a sus discípulos a proclamar este mensaje a todas las criaturas. Limitar nuestra preocupación a las personas de nuestra propia nación, tribu, familia, religión o clase no es el camino de Jesús. Toda persona, desde el momento de su concepción hasta el final de la vida es digna, porque cada uno es hijo de Dios.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
Human dignity comes from God
We come into the world not only as children of our parents, but as children of God. With God as the Father of all of creation, we are all brothers and sisters. We find so many ways to distinguish ourselves one from another. We identify ourselves by our ancestry, the places where we come from or where our parents and grandparents came from. We identify ourselves by our understanding of religion, faith, education, sex and nationality. We spend too much time trying to distinguish ourselves from each other rather than consider our common being.
Our human dignity is not earned. Where we are born, and the situation of our parents has much to influence how we become aware of the love of God in our lives. Some are born into families with resources to gain education, development, inspiration, hope and values. Some are born into families with serious limitations for personal development of talents, hope and values. We all have limitations, but we have dignity and are worthy of respect. We are born as children of God, but the path to realization of our possibilities may be narrow.
Since Adam and Eve, we recognize the imperfection of our wills as sin entered the world. Even though we sin, we remain children of God. Jesus declared that his mission was “to bring glad tidings to the poor. He has sent me to proclaim liberty to captives and recovery of sight to the blind, to let the oppressed go free.” (Lk. 4:18) Jesus viewed his mission as lifting up the poor, those with disabilities and the oppressed.
In his actions, Jesus calls on us to be witnesses to the dignity of all God’s creatures. It was not simply to say it in words, but to challenge all sources of oppression, separation and alienation. He sent his disciples to proclaim this message to all creatures. Limiting our concern to people of our own nation, tribe, family, religion or class is not the way of Jesus. Every person, from the moment of their conception until the end of life is dignified, because each is a child of God.
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.