La Ascensión
La Ascensión
(La reflexión hoy no es solamente de las escrituras de este domingo, pero consideración de la Ascensión como está presentado en Marcos y en los Hechos de los Apóstoles)
Mientras celebramos la Ascensión de Jesús, ¿podemos imaginar lo que significó para los discípulos cuando miraron hacia el cielo al ver que Cristo los dejaba? Acababan de ver un momento glorioso, y dos hombres vestidos de blanco, los trajeron a la tierra para reflexionar sobre lo que Jesús les enseñó. Él les dijo: “Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación”. (Mc. 16:15) Al considerar este momento para los apóstoles, ¿podemos abrirnos a proclamar la buena nueva a toda criatura? Nadie está fuera de este mensaje de Jesús.
Estamos llamados a anunciar este evangelio no solo a los creyentes, sino a todas las criaturas. Necesitamos dejar de lado nuestros prejuicios que hablan de llamar a las personas de otras religiones, “otros”. Cuando fuimos a visitar a los hombres encarcelados en Mississippi, no por ningún delito que hubieran cometido, sino simplemente porque pidieron asilo, ofrecimos oraciones con personas de Asia, África, Europa del Este, América Latina y las islas del Caribe. Cuando le preguntamos a la gente si querían una bendición, todos respondieron. Los católicos respondieron: “Gracias, Padre” en su propio idioma. Luego vinieron cristianos de otras denominaciones, luego musulmanes, sij y otras religiones. Todos vinieron por una bendición, no por la fe cristiana, pero querían que “hombres santos” oraran por ellos. Cada vez que íbamos a ese centro de detención, ya no podíamos ver a las personas como “otros”. Nos identificamos con los discípulos de quienes se dijo, “salieron a predicar en todos los lugares. El Señor actuaba don ellos y confirmaba el mensaje con los milagros que los acompañaban.”(Mc. 16:20)
En el centro de detención, no se nos permitía celebrar Misa. Deseábamos dar la Eucaristía a los creyentes en esa prisión, pero quizás el Señor quería que testificáramos a otros los signos de fe que vimos en hombres de todas las naciones y religiones, que simplemente buscó la bendición de Dios. Mientras los Apóstoles se reunían atemorizados, proclamaron la fe a los demás incluso antes de reconocer el poder del Espíritu Santo dentro de ellos.
En este tiempo entre la Fiesta de la Ascensión y Pentecostés, meditemos en las palabras de Jesús a los discípulos: “Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación”. ¿Queremos verdaderamente llevar la Palabra a todas las personas? Si es así, ¿cómo podemos juzgar a las personas que no son de nuestra fe católica? ¿Cómo podemos juzgar a aquellos que se aburrieron o no se sienten bienvenidos en nuestras iglesias? Hemos hablado de algunas personas como “NONES”, es decir, fuera de cualquier comunidad de fe profesada. A menudo, son católicos desanimados y personas disgustadas con el teatro de cristianos que no practican la justicia social. ¿Podemos ofrecer bienvenida a personas inseguras en su relación con Dios?
Jesús no envió a los discípulos a juzgar al mundo, sino a proclamar el amor y la misericordia de Dios. Que el Espíritu Santo venga sobre nosotros para fortalecernos para proclamar el evangelio a todo el mundo.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
La Ascensión
( Today´s reflection is not solely from the Scriptures of Sunday, but reviewing the presentations of the Ascension as found in the gospel of Mark and the Acts of the Apostles.)
As we celebrate the Ascension of Jesus, can we imagine what it meant to the disciples as they looked up to heaven seeing Christ leave them? They had just seen a glorious moment, and two men dressed in white, brought them back to earth to reflect on what Jesus taught them. He told them to “Go into the whole world and proclaim the gospel to every creature.” (Mk. 16: 15) As we consider this moment for the apostles, can we really open ourselves to proclaiming the good news to every creature. No one is outside this message of Jesus.
We are called to announce this gospel not only to believers, but to all creatures. We need to put aside our prejudices that speak call people of other faiths, “other”. When we went to visit men incarcerated in Mississippi not because of any crime they had done, but simply because they asked for asylum, we offered prayers with people from Asia, Africa, Eastern Europe, Latin America and the islands in the Caribbean. When we asked people if they wanted a blessing, all came forward. Catholics responded, “Thank you, Father,” in their own language. Then came Christians of other denominations, then Muslims, Sikh and other faiths. All came for a blessing, not because of Christian faith, but they wanted “holy men” to pray for them. Each time we went to that detention center, we could no longer see people as “other”. We identified with the disciples of whom it was said, “they went forth and preached everywhere, while the Lord worked with them and confirmed the word through accompanying signs.”(Mk 16: 20)
In the detention center, we were not allowed to celebrate Mass. We wished that we could give Eucharist to believers in that prison, but perhaps the Lord wanted us to witness to others the signs of faith that we saw in men from all nations and faiths who simply sought God’s blessing. While the Apostles gathered in fear, they proclaimed the faith to others even before they recognized the power of the Holy Spirit within them.
In this time between the Feast of the Ascension and Pentecost, let us meditate on Jesus’ words to the disciples, “Go into the whole world and proclaim the gospel to every creature.” Do we truly wish to spread the Word to all people? If so, how can we judge people who are not presently of our Catholic faith? How can we judge those who have become bored or feel unwelcome in our churches? We have spoken of some people as “NONES”, meaning outside of any professed faith community. Often, they are discouraged Catholics and people disgusted with theater Christians who do not practice social justice. Can we simply welcome them as people uncertain of their relationship with God?
Jesus did not send the disciples out to judge the world, but to proclaim the love and mercy of God. May the Holy Spirit come upon us to strengthen us to proclaim the gospel to the whole world.
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.