Casa San Alfonso, 1991–1996
Camina con mi pueblo
Casa San Alfonso, 1991–1996
Mi caminar con los migrantes comenzó en 1991, cuando nuestro Capítulo General Redentorista deseaba formar comunidades experimentales de Redentoristas y laicos que vivieran y trabajaran juntos. En abril de 1991, el P. Patricio y yo visitamos los programas de pastoral juvenil redentorista en Europa en busca de inspiración. Nos reunimos con Redentoristas en España e Italia que estaban desarrollando iniciativas con estudiantes y graduados universitarios. Muchos de los jóvenes adultos se estaban preparando para ser misioneros laicos en el extranjero; sin embargo, nuestro sueño era diferente. P. Patricio y yo queríamos centrarnos en los jóvenes pobres del centro de la ciudad de Denver. Recibimos permiso de nuestro Superior Provincial y del arzobispo de Denver para abrir una casa de acogida, Casa San Alfonso, para jóvenes en la parroquia de San José
La iglesia San José, en el lado oeste de Denver, tenía un vibrante grupo de jóvenes bajo la dirección del P. Patricio y Sor María Elena. El grupo estaba formado por estudiantes de secundaria y adultos jóvenes de hasta veinticinco años. Muchos de los miembros mayores eran migrantes sin educación superior. La parroquia también tenía una comunidad de mentores adultos a los que llamamos padrinos, para la comunidad juvenil.
Alquilamos una casa en la comunidad y fijamos nuestro día de apertura para el sábado 9 de noviembre de 1991. El día coincidió con la fecha de fundación de los Redentoristas por San Alfonso de Ligorio en 1732. Desde el día en que abrió Casa San Alfonso hasta el día en que cerró , la comunidad fue un experimento de Redentoristas y jóvenes que vivieron y sirvieron juntos. Nuestro Superior General creía que el Espíritu de Dios traería nueva vida a nuestra Congregación Redentorista si permitíamos que los pobres nos evangelizaran. Nuestro Superior Provincial se arriesgó a permitir que el P. Patricio y a mí para acoger e invitar a los jóvenes marginados de la sociedad y de nuestra Iglesia a vivir con nosotros. Estábamos abiertos a dejar que el Espíritu Santo y los jóvenes nos mostraran el camino.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
Walk with My People
Casa San Alfonso, 1991–1996
My walk with migrants began in 1991 when our Redemptorist General Chapter wished to form experimental communities of Redemptorists and laypeople who would live and work together. In April 1991, Fr. Patrick Keyes, CSsR, and I proceeded to visit Redemptorist youth ministry programs in Europe for inspiration. We met Redemptorists in Spain and Italy who were developing initiatives with university students and graduates. Many of the young adults were training to be lay foreign missionaries; however, our dream was different. Fr. Patrick and I wanted to focus on poor youths in the inner city of Denver. We received permission from our Provincial Superior and the archbishop of Denver to open a house of welcome, Casa San Alfonso, for youths in St. Joseph’s parish.
St. Joseph’s, on Denver’s west side, had a vibrant youth group under the guidance of Fr. Patrick and Sr. Maria Elena. The group consisted of high school students and young adults up to twenty-five years old. Many of the older members were dropouts from school or migrants lacking higher education. The parish also had a community of adult mentors we called padrinos (godparents), for the youth community.
We rented a house in the community and set our opening day for Saturday, November 9, 1991. The day coincided with the founding date of the Redemptorists by St. Alphonsus Liguori in 1732. From the day Casa San Alfonso opened until the day it closed, the community was an experiment of Redemptorists and youths residing and serving together. Our Superior General believed the Spirit of God would bring new life to our Redemptorist Congregation if we allowed the poor to evangelize us. Our Provincial Superior took the risk of allowing Fr. Patrick and me to welcome and invite young people on the margin of society and our Church to live with us. We were open to letting the Holy Spirit and young people show us the way.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.