An encouraging word / Una palabra de aliento
Una palabra de aliento
Escribí el blog de ayer después de varios encuentros con gente enfadada. Su ira se manifestó en duros sentimientos hacia los migrantes. El responsorio de la misa dominical, “no endurezcan sus corazones”, se ajusta a mis reflexiones sobre esos encuentros, estoy viajando tranquilamente para visitar a unos amigos en California. He acampado en algunos de los hermosos parques de Colorado y Utah en camino a California. En los campamentos, me encanta visitar a mis vecinos. Ha sido muy agradable conocer gente buena. Cuando les digo que soy sacerdote, todos han sido muy amables e interesados en mis experiencias en el ministerio.
Es lindo recibir la palabra de aliento. Muchos son jubilados. Comparten sobre sus hijos y nietos. Sienten curiosidad cuando hablo de mi trabajo anterior con inmigrantes jóvenes y con trabajadores agrícolas inmigrantes. Tiendo a ser cauteloso al hablar sobre nuestro estudio de los migrantes en la frontera. Muchos preguntan, ¿qué estás haciendo ahora? Cuando hablo de mis visitas a refugios para migrantes y centros de servicio, la gente me ha alentado mucho.
Al sentirme alentado por los extraños que responden a mis viajes recientes, reconozco que lo que hago con los migrantes contiene consideración de la Palabra. No estoy predicando, pero ofrezco aliento y atención a personas que están en un camino difícil. Es un viaje a un lugar desconocido, a un nuevo país. Mucha gente hace grandes cosas por los migrantes en los albergues. Algunos dan atención médica. Algunos preparan comida y refugio. Otros los ayudan a comprender y prepararse para las entrevistas de inmigración y los procedimientos judiciales. Lo que ofrezco parece muy poco, pero a medida que disfruto de las palabras alentadoras de mis compañeros de campamento en los últimos días, mi aliento al migrante adquiere un nuevo significado. Esta es la atención espiritual que el Papa Francisco quiere que demos a los pobres.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
An encouraging word
I wrote yesterday’s blog after several encounters with angry people. Their anger came out in harsh sentiments about migrants. The responsorial for Sunday Mass, “harden not your hearts,” fit my reflections on those encounters, I am traveling in a leisurely way to visit friends in California. I have camped in some of the beautiful parks in Colorado and Utah on the way to California. At the campgrounds, I love to visit my neighbors. It has been very enjoyable, meeting good people. When I tell them that I am a priest, all have been very friendly and interested in my experiences in ministry.
It is nice to receive the encouraging word. Many are retired people. They share about their children and grandchildren. They are curious when I talk of my past work with young immigrants, and with migrant farm workers. I tend to be cautious about speaking about our study of migrants on our border. Many ask, what are you doing now. When I speak about my visits to migrant refuges and service centers, people have been very encouraging.
As I feel encouraged by strangers responding to my recent travels, I recognize that what I do with migrants has to do with the Word. It is not in a preaching sense, but in giving encouragement and attention to people who are on a difficult journey. It is a journey into an unknown place, a new country. Many people do great things for the migrants in the shelters. Some give medical attention. Some prepare food and shelter. Others assist them in understanding and preparing for immigration interviews and court proceedings. What I offer appears to be so little, but as I relish the encouraging words of fellow campers the past couple days, my encouragement of the migrant takes on new meaning. This is the spiritual attention that Pope Francis wants us to give to the poor.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.