Mission to a Wounded World: Fourth Theme – God’s Mercy, La misericordia de Dios.
God’s Mercy, La misericordia de Dios.
Reconciliación: Sí se puede
La primera ofensa que los fariseos acusaron a Jesús fue que perdonó a los pecadores. Cuando los amigos de un paralítico no podían entrar a una casa debido a la multitud, se subieron al techo, hicieron un agujero en el techo y bajaron a su amigo frente a Jesús. Jesús le dijo: “Hijo, tus pecados te son perdonados”. (Mc 2: 5) Los fariseos decían: “Está blasfemando. ¿Quién sino Dios solo puede perdonar los pecados?” (Mc 2: 7) En los últimos momentos de Jesús en la cruz, dijo: “Padre, perdónalos, no saben lo que hacen”. (Lc. 23:34) La respuesta humana de los fariseos es tristemente común entre nosotros hoy, ya que el perdón es tan difícil de aceptar. Nuestro Mundo Herido todavía no “saben lo que hacen”.
En mayo de 1981, el Papa Juan Pablo II recibió disparos en la Plaza de San Pedro. Fue alcanzado cuatro veces por las balas. Su recuperación del intento de asesinato fue extraordinaria, si no verdaderamente milagrosa. El asesino fue puesto en prisión, y quizás lo más sorprendente para nuestro mundo de hoy es que una de las primeras cosas que hizo el Papa Juan Pablo II después de recuperarse fue visitar al asesino en prisión. Cuando se le preguntó por qué fue a visitar a su asesino, dijo que fue a perdonarlo. La acción del Papa Juan Pablo II encontró un significado especial en su discurso al mundo en la Jornada Mundial de la Paz, el 1 de enero de 2002. Mientras el mundo se tambaleaba por los eventos del 11 de septiembre de 2001, dijo: “No hay paz sin justicia, y no hay justicia sin perdón”.
Nuestra Misión a un Mundo Herido reconoce lo difícil que es perdonar. Siempre decimos que oramos por la paz, pero actuamos de maneras que deberían humillarnos. Sugerir que debemos perdonar a nuestros enemigos como lo hizo el Papa Juan Pablo II, o “amar a nuestros enemigos” como dijo Jesús, está lejos de nuestros pensamientos y acciones. Jesús reprendió a Pedro, diciendo: “Apártate de mí, Satanás, no piensas como Dios, sino como los seres humanos”. (Mc 8:33) Nuestro mundo herido necesita desesperadamente la reconciliación, pero es difícil de imaginar en este momento.
En el Sacramento de la Reconciliación, escuchamos a Jesús dirigirse a nosotros cuando le dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados”. Por grande que sea el sacramento, el significado de la reconciliación se realiza verdaderamente cuando podemos perdonar mientras oramos: “Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.
En las marchas por los derechos humanos y la dignidad de los trabajadores agrícolas, la Unión de Trabajadores Agrícolas canta “Sí se puede”. Nuestro mundo necesita ver la reconciliación en el testimonio de nuestras vidas. ¿Es posible amar a los enemigos? ¿Es posible perdonar? Nuestra respuesta es: SI SE PUEDE.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
God’s Mercy, La misericordia de Dios
Reconciliation: Sí se puede
The first offense that the Pharisees charged Jesus with was he forgave sinners. When friends of a paralytic man could not enter a house because of the crowd, they climbed onto the roof, tore a hole in the roof and lowered their friend in front of Jesus. Jesus said to him, “Child, your sins are forgiven.” (Mk. 2:5) The Pharisees said, “He is blaspheming. Who but God alone can forgive sins?” (Mk. 2:7) In Jesus’ last moments on the cross, he said, “Father, forgive them, they know not what they do.” (Lk. 23:34) The human response of the Pharisees is sadly common amongst us today as forgiveness is so difficult to accept. Our Wounded World still does not “know what they do.”
In May of 1981, Pope John Paul II was shot in St. Peter’s Square. He was struck four times by the bullets. His recovery from the assassination attempt was extraordinary, if not truly miraculous. The assassin was placed in prison, and perhaps most surprising to our world today is that one of the first things Pope John Paul II did after he recovered was to visit the assassin in prison. When asked why he went to visit his assassin, he said that he went to forgive him. Pope John Paul II’s action found special meaning in his address to the world on the World Day of Peace, January 1, 2002. While the world was reeling from the shock of September 11, 2001, he said, “there is no peace without justice, and there is no justice without forgiveness.”
Our Mission to a Wounded World recognizes how hard it is to forgive. We always say that we pray for peace, but we act in ways that should humble us. To suggest that we should forgive our enemies as Pope John Paul II did, or to “love our enemies” as Jesus said, is far from our thoughts and actions. Jesus rebuked Peter, saying “Get behind me Satan, you are thinking not as God does, but as human beings do.” (Mk 8:33) Our Wounded World needs reconciliation desperately, but it is hard to imagine in this time.
In the Sacrament of Reconciliation, we hear Jesus address us as he told the paralytic, “My child, your sins are forgiven.” As great as the sacrament is, the meaning of reconciliation is truly realized when we are able to forgive as we pray, “Forgive us our trespasses, as we forgive those who trespass against us.”
In marches for human rights and the dignity of farm workers, the United Farm Workers chant, “Sí se puede.” (Yes, we can) Our world must see reconciliation in the testimony of our lives. Is it possible to love one’s enemies? Is it possible to forgive? Our response is: SI SE PUEDE.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.