Don’t give up – No te rindas
No te rindas
A todos les encanta una historia de regreso. El héroe y la heroína de tantas películas y novelas es el adorable perdedor. Siempre hay muchos contratiempos, pero la perseverancia gana. Es fácil contar historias de migrantes que superaron muchas dificultades para llegar a un nuevo país. Contamos las historias de éxito de nuestros abuelos y sus compañeros. El mensaje es siempre estar agradecidos por lo que transmitieron a nuestra generación. Cuando un niño está aprendiendo a caminar, a practicar un deporte o a tocar un instrumento musical, le decimos: “No te rindas”.
El Papa Francisco nos dice que tengamos un “encuentro renovado con Jesús”. Nos pide que no nos demos por vencidos. Sin embargo, un encuentro “renovado” no significa siempre hacer las cosas de la misma manera. Necesitamos aprender de nuestra experiencia. Nuestro próximo esfuerzo puede ser un poco diferente de nuestro primer esfuerzo. Un esfuerzo renovado toma lo mejor de la experiencia y busca hacerlo un poco mejor.
Las heridas de nuestra realidad actual pueden ser desalentadoras, pero creemos que podemos hacerlo mejor. Jesús nos dio la ley del amor. Si amamos a Dios y amamos a nuestro prójimo, viviremos en paz. No es una promesa de que viviremos en la riqueza o el placer constante, pero viviremos en la alegría y la paz.
Cuando era niño, recibí un par de patines para hielo en Navidad. Tenía siete años. Fuimos al parque Fontenelle para probarlos en el lago. Me enseñó a atarme los patines y traté de seguirlo. Un paso, dos y me caí. Pronto, podría caminar tres metros y volver a caer. Lo vi a mi papá patinar y era el mejor patinador del lago. Quería ser como él. Fuimos a patinar al día siguiente y me enganché. El día siguiente era lunes y papá se fue a trabajar por la mañana. Como estábamos fuera de la escuela, caminé hasta el parque para patinar. Cuando papá llegó a casa del trabajo, dije: “Papá, papá. Patiné dos horas completas y nunca me caí”. Él dijo: “Que lástima que no hayas aprendido nada”.
Ese día aprendí que está bien caerse. Más importante es levantarse y aprender de los golpes de la vida. En la vida, tendremos muchas desilusiones y momentos de desánimo, pero cada caída en la vida es una oportunidad para aprender. Nuestro encuentro renovado con Jesús no solo debe recordar nuestra fe y confianza pasada en Jesús, sino también ser un momento para crecer en comprensión y compromiso con Jesús. Necesitamos reconocer que la renovación es más que la restauración de métodos pasados, sino ser nuevos en su “ardor, métodos y expresión”. (San Juan Pablo II: Discurso al CELAM, en Haití, 1983.) No te rindas. Aprendamos de nuestras caídas en la vida.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
Don’t give up.
Everyone loves a comeback story. The hero and heroine of so many movies and novels is the loveable underdog. There are always many setbacks, but perseverance wins out. It is easy to tell stories of migrants who overcome many hardships to make it in a new country. We tell the success stories of our grandparents and their peers. The message is always to be grateful for what they passed on to our generation. When a child is learning to walk, to play a sport or to play a musical instrument, we tell them, “Don’t give up.”
Pope Francis tells us to have a “renewed encounter with Jesus.” He calls on us to not give up. Yet, a “renewed” encounter does not mean always doing things the same way. We need to learn from our experience. Our next effort may be a little different from our first effort. A renewed effort takes the best from experience and seeks to do it a little better.
The woundedness of our present reality can be discouraging, but we believe that we can do better. Jesus gave us the law of love. If we love God and love our neighbor, we will live in peace. It is not a promise that we will live in wealth or constant pleasure, but we will live in joy and peace.
As a child, I received a pair of ice skates at Christmas. I was seven years old. We went to Fontenelle Park to try them out on the pond. He showed me how to lace up my skates, and I tried to follow him. One step, two and I fell. Soon, I could go ten feet and fall again. I watched my Dad skate and he was the best skater on the pond. I wanted to be like him. We went skating the next day and I was hooked. The next day was Monday and Dad went to work in the morning. Since we were out of school, I walked to the pond to go skating. When Dad came home from work, I said, “Dad, Dad. I skated for two full hours and never fell once.” He said, “Aw. Too bad you did not learn anything.”
I learned that day that it is okay to fall down. The important thing is to get back up and learn from the bumps and bruises of life. In life, we will have many disappointments and times of discouragement, but each fall in life is an opportunity to learn. Our renewed encounter with Jesus needs to not only recall our past faith and confidence in Jesus, but to be a moment to grow in understanding and commitment to Jesus. We need to recognize that renewal is more than restoration of past methods, but to be new in its “ardor, methods and expression.” (St. Pope John Paul, II: Address to CELAM, in Haiti, 1983.) Don’t give up. Let us learn from our falls in life.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.