Confidence in the Unknown / Confianza en lo desconocido
Dios dice: “pues sus proyectos no son los mios, y mis caminos no son los mismos de ustedes.” (Is. 55: 8) Teniendo en cuenta la “confianza en lo desconocido”, es una virtud que en circunstancias ordinarias parece una tontería. Hoy en día, no es fácil buscar un camino a través de las incógnitas de una pandemia, incendios catastróficos, disturbios civiles, crisis económica y una crisis de gobernabilidad. Sugerir que podemos buscar orientación en los pobres y los migrantes en estos tiempos no es el camino de una sociedad educada y organizada. Sin embargo, en medio de la tragedia y la desesperanza, se puede encontrar la virtud.
La esperanza del refugiado puede avergonzar la incertidumbre y las dudas de las personas con más estabilidad. Es mi privilegio escuchar muchas historias de paso de personas que desesperadas dejan su país de origen para ingresar a los Estados Unidos. La confianza y la gratitud de los refugiados que buscan una nueva vida en un país desconocido hace humildes a aquellos bendecidos con seguridad, salud y oportunidades que damos por sentadas.
Un hombre que experimentó el genocidio y el caos en su país agradeció a la OTAN por rescatar a su familia. Para su familia, Estados Unidos era su tierra prometida. Elogió a personas de muchas religiones que lo recibieron y lo ayudaron a encontrar trabajo, un hogar y escuelas para sus hijos. Dijo que, durante todo el proceso de huir de su país, dejando atrás a sus seres queridos y la incertidumbre de que cualquier nación lo aceptaría a él y a su familia como refugiados, creyó que la vida sería mejor. No estaba seguro de ver esto como una creencia en Dios o simplemente como una confianza en que lo desconocido era mejor que lo que conocía en su país.
Una mujer, que cruzó nuestra frontera para unirse con su esposo e hijo, pagó a los contrabandistas cada dólar que su esposo ahorró para su pasaje. Los coyotes la secuestraron, exigiendo más dinero a su familia. Fue violada en grupo y retenida durante tres días. Una noche, cuando sus captores estaban borrachos y dormidos, escapó de la casa de secuestro. Un buen samaritano la detuvo y la llevó a una clínica a cargo de otro Padre Migrante. Escuché su historia varios años después y me maravilló su paz después de tal experiencia. Ella dijo que todo era parte del costo de la migración. Sabía que la migración sería peligrosa, pero a pesar de todo estaba segura de que la vida sería mejor aquí que en el lugar de donde era.
Si bien puede haber una gran incertidumbre en nuestros tiempos, las vidas de los migrantes dan testimonio de la virtud de la confianza en lo desconocido que muchos llaman Dios.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
Confidence in the Unknown
God says, “my thoughts are not your thoughts, nor are your ways my ways.” (Is. 55: 8) Considering “confidence in the unknown”, it is a virtue that in ordinary circumstances appears foolish. Today, seeking a path through the unknowns of a pandemic, catastrophic fires, civil unrest, economic crisis and a crisis in governance is not easy. Suggesting that we can look to the poor and the migrant for guidance in these times is not the way of an educated, organized society. Yet, in the midst of tragedy and hopelessness, virtue may be found.
The hope of the refugee can shame the uncertainty and doubts of people with more stability. It is my privilege to hear many stories of passage of people who in desperation leave their country of origin to enter the United States. The confidence and gratitude of refugees seeking a new life in a country unknown humbles those blessed with security, health and opportunity that we take for granted.
A man who experienced genocide and mayhem in his country thanked NATO for rescuing his family. For his family, the United States was his promised land. He praised people of many faiths who welcomed him, and helped him find work, a home and schools for his children. He said that all through the process of fleeing his country, leaving behind loved ones and the uncertainty that any nation would accept him and his family as refugees, he believed that life would be better. He was unsure of whether to see this as belief in God, or simply a confidence that the unknown was better than what he knew in his country.
A woman, who crossed our border to unite herself with her husband and child, paid smugglers every dollar that her husband saved for her passage. The smugglers held her in a house of sequestration, demanding more money from her family. She was gang raped and held for three days. One night when her captors were drunk and asleep, she escaped the house of sequestration. A good Samaritan stopped and took her to a clinic run by another Padre Migrante. I heard her story several years later and marveled at her peace after such an experience. She said that it was all part of the cost of migration. She knew that migration would be dangerous, but through it all she was confident that life would be better here than where she was from.
While there may be great uncertainty in our times, the lives of migrants give witness to the virtue of confidence in the unknown that many call God.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.