Workers on the periphery – Trabajadores en la periferia
Trabajadores en la periferia de nuestras iglesias
Si se considera a las personas de la periferia, los trabajadores temporales son fáciles de identificar como marginados de la Iglesia. Sin embargo, hay muchos otros a quienes podemos olvidar. Las personas sin hogar, prisioneros, los que viven en hogares de ancianos y otras personas que tienen libertad y movilidad limitada necesitan un cuidado espiritual extraordinario. Muchas parroquias y voluntarios atienden a algunas de estas personas. Que Dios bendiga a todos los que se preocupan por las personas en estas situaciones. La periferia fácilmente reconocible no es toda la historia. Muchos entornos de trabajo, que no son tan obvios, impiden que muchas personas participen regularmente en nuestras iglesias.
Nuestra iniciativa redentorista a las comunidades rurales de Mississippi nos presentó a personas a las que a menudo se les llama “sin iglesia” que simplemente no pueden asistir a las iglesias los fines de semana. Había tres restaurantes mexicanos en nuestra ciudad. La mayoría de los trabajadores eran católicos. Estos restaurantes son los más ocupados los fines de semana. Muy pocos lugares abren los domingos por la mañana. Por supuesto, a muchos feligreses, protestantes y católicos, les gusta salir a desayunar después de los servicios del domingo. Queríamos atender a esos trabajadores. Ofrecimos oración con los trabajadores un día a la semana antes de que abrieran el día. Nuestra oración fue breve. Leímos el evangelio para el próximo domingo, ofrecimos una breve reflexión, oramos por sus familias y terminamos con una bendición.
A medida que asistíamos a los trabajadores de restaurantes que rara vez asistían a la misa, nos familiarizamos con otros que están fuera del ministerio ordinario de la iglesia; trabajadores en hoteles, complejos turísticos, hogares de ancianos, hospitales, primeras socorristas, y trabajadores de gasolineras y tiendas de conveniencia. Los funcionarios penitenciarios de la prisión nos agradecieron nuestra preocupación por los encarcelados, pero que presta atención al personal penitenciario que tampoco puede estar a los servicios dominicales.
Que Dios bendiga cualquier esfuerzo que hagamos para que las personas marginadas se sientan como en casa en nuestras parroquias. Sin embargo, hay más por hacer. Necesitamos examinar nuestros programas de preparación para la recepción de los sacramentos. Tenemos la responsabilidad de proporcionar una catequesis de calidad y un fundamento de fe para aquellos que buscan los sacramentos, pero en nuestro deseo de proporcionar catequesis, debemos reconocer las circunstancias de la vida del Pueblo de Dios. El Papa Juan Pablo II lo dejó excepcionalmente claro en Haití en 1983. Ha habido grandes esfuerzos para proporcionar una catequesis de calidad, pero a veces no logramos que la evangelización esté disponible para las personas dentro de los límites de su tiempo y estabilidad de vida.
Mi mayor bendición como misionero es reconocer la gran fe entre las personas al margen de nuestras iglesias. Haga un punto hoy, para reconocer la bondad de alguien que puede dar por sentado. Saluda con bendición a alguien que necesite encontrarse con una persona de fe alegre.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
Workers on the periphery of our churches
Considering people on the periphery, seasonal laborers are easy to identify as being on the margins of the Church. Yet there are many others whom we may forget. People who are homeless, prisoners, living in nursing homes and others having limited freedom and mobility need extraordinary spiritual care. Many parishes and volunteers attend to some of these people. May God bless all who care for people in these situations. The easily recognized periphery is not the whole story. Many work environments, that are not so obvious, prevent many people from regular participation in our churches.
Our Redemptorist initiative to rural communities in Mississippi introduced us to people often called “unchurched” who simply cannot attend churches on the weekend. There were three Mexican restaurants in our town. Most of the workers were Catholic. These restaurants are the busiest in town on the weekends, and very few places open on Sunday mornings. Of course, many church goers, Protestant and Catholic, like to go out for breakfast after services on Sunday. We wanted to attend to those workers. We offered prayer with the workers one day a week before they opened for the day. Our prayer was brief. We read the gospel for the coming Sunday, offered a brief reflection, prayed for their families and ended with a blessing.
As we attended restaurant workers who rarely could attend Sunday Mass, we became familiar with others on the outside of ordinary church ministry; workers in hotels, resorts, nursing homes, hospitals, first responders whom we often pray for, gas station and convenience store workers, and entertainers. Corrections officers in the prison thanked us for our concern for the inmates, but who pays attention to the prison staffs who are unable to be at our services also.
May God bless any outreach we do to make people on the margins feel at home in our parishes. There is more that we need to do though. We need to examine our programs of preparation for reception of the sacraments. We have a responsibility to provide quality catechesis and a foundation in faith for those seeking sacraments, but in our desire to provide catechesis, we must recognize the circumstances of the lives of the People of God. Pope John Paul II made that exceptionally clear in Haiti in 1983. There have been great efforts in providing quality catechesis, but sometimes we fail to make evangelization available to people within the limits of their time and stability of life.
My greatest blessing as a missionary is recognizing great faith among people on the margins of our churches. Make it a point today, to recognize the goodness of someone you may take for granted. Wish a blessed day to someone who needs to meet a joyful person of faith.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.