Walking with strangers / Caminar con extranjeros
Caminar con extranjeros
Ayer, estaba jugando al golf con un amigo. Como solo éramos una pareja, jugamos con otros dos golfistas desconocidos. Lo que disfruto de jugar con extraños es que no saben que soy sacerdote. A menudo llevo una gorra que dice ‘Misioneros Redentoristas’, y en la gorra hay una cruz redentorista. También llevo una cruz, similar a la cruz de la gorra. Uno de los hombres preguntó por mi gorra en el quinto hoyo. Entonces le dije que soy sacerdote redentorista. He tenido muchas conversaciones interesantes cuando juego con extraños.
No puedo decir que jugar un partido de golf sea mi trabajo, pero después de casi cincuenta años como sacerdote, caminar con extraños es parte esencial de mi sacerdocio. Predicar, enseñar, preparar a las personas para los sacramentos, visitar a los enfermos, celebrar los sacramentos y los funerales y muchos de los trabajos ordinarios de un sacerdote son mis trabajos ordinarios como sacerdote. Disfruto los ministerios ordinarios, pero mis momentos más agradables como sacerdote tienen poco de ser sacerdote. Las conversaciones que comienzan en un campo de golf no surgen en los escenarios ordinarios del ministerio sacerdotal. Caminar con extraños es caminar con Dios. No hay engaño en tales escenarios.
Esta mañana, saludé a cuatro trabajadores de la ciudad que podaban arbustos y cactus en un cañón como parte de la prevención de incendios en San Diego. Saludé a los trabajadores en español. Un trabajador comentó sobre mi español. Cuando le dije que soy sacerdote, me dijo de qué estado era en México. Cuando le dije que iba en peregrinación con gente de su pueblo, él y uno de sus compañeros hablaban de caminado en peregrinación a este santuario. Solo hablé con los hombres por unos minutos, pero saludar a los extraños de esa manera es un ministerio.
Mientras celebro cincuenta años como sacerdote el próximo año, mis mejores recuerdos están en las acciones informales como sacerdote caminando con el Pueblo de Dios.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
Walking with strangers
Yesterday, I was golfing with a friend. Since we were only a twosome, we played with two other golfers, strangers to us. What I enjoy of playing with strangers is that they do not know that I am a priest. Often, I wear a cap that says, ‘Misioneros Redentoristas’, and on the cap is a Redemptorist cross. I also wear a cross, similar to the cross on the cap. One of the men asked about my cap on the fifth hole. It is then that I told him that I am a Redemptorist priest. I have had many interesting conversations when playing with strangers.
I cannot say that playing a round of golf is my work as a priest, but after almost fifty years as a priest, walking with strangers is an essential part of my priesthood. Preaching, teaching, preparing people for reception of sacraments, visiting the sick, celebrating sacraments and funerals and many of the ordinary work of a priest is the ordinary work of a priest. I enjoy being available to the People of God in these ministries, but my most enjoyable moments as a priest has little to do with being a priest. The conversations that begin on a golf course do not come up in the ordinary settings of priestly ministry. Walking with strangers is walking with God. There is no guile in such settings.
This morning, I greeted four city workers trimming bushes and cactus in a canyon as part of fire prevention in San Diego. I greeted the workers in Spanish. One worker commented on my Spanish. When I told him that I was a priest, he told me the state he was from in Mexico. When I told him that I went on a pilgrimage with people from his town, he and one of his companions told of their pilgrimages to the shrine. I only spoke with the men for a few minutes, but greeting strangers in such a way is ministry.
As I celebrate fifty years as a priest in the coming year, my best memories are in the informal actions as a priest walking with the People of God.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.