New methods for evangelization / Nuevos métodos para la evangelización
Nuevos métodos para la evangelización
No nos dejemos intimidar por condiciones que no son ideales para enseñar a los niños en la fe. En 2007 visité una pequeña comunidad rural en México que estaba orgullosa de tener un nuevo edificio escolar. El edificio contaba con tres aulas y dos oficinas. La gente me llevó a ver la vieja escuela. La vieja escuela tenía solo tres paredes. No había puertas, ni sistemas de seguridad para proteger a los niños o la escuela misma. Después de las últimas clases en ese edificio, un granjero lo usó como refugio para sus ovejas. La antigua escuela sirvió como escuela del pueblo durante más de cincuenta años.
Era difícil como estadounidense considerar la posibilidad de enseñar en un entorno así, con niños de primer a sexto grado en el mismo salón de clases. Estoy seguro de que los profesores fueron muy creativos para enseñar en un entorno tan limitado. Al considerar las necesidades extraordinarias de los niños inmigrantes, es importante que desarrollemos nuevos métodos para la catequesis en circunstancias extraordinarias.
El siguiente es el comienzo de un informe sobre la experiencia pastoral de verano de varios seminaristas en una comunidad muy remota en Allensworth, California (2011) . De los seminaristas en esta historia, hoy, el P. Kevin Zubel es Provincial Superior de los Redentoristas de la Provincia de Denver y nuestro vicario provincial es el P. Aarón Meszaros. Dos de los seminaristas cuya experiencia pastoral de verano fue preparar a 43 niños para la Primera Comunión escribieron sobre su experiencia en Allensworth.
Por Bruce Davidson y Aaron Meszaros
Lápices? ¡Sí! ¿Lápices de color? ¡Sí! ¿Papel de construcción? ¡Sí! ¿Libros de trabajo? ¡Sí! ¿Biblia? ¡Sí! Aulas? ¡Uh no! Tenemos gradas alrededor de una arena de rodeo en un rancho en Allensworth. ¿Eso servirá? Así comenzó la experiencia de David Chunn, Kevin Zubel, Aaron Meszaros, Mario Gonzalez y Bruce Davidson de compartir su fe católica en un entorno al aire libre con los jóvenes de Allensworth, California.
Fue allí en Allensworth donde dedicamos la mayor parte de nuestro ministerio de verano, un pueblo pequeño y polvoriento. Allensworth era un pueblo afroamericano, fundado por el coronel Allensworth en 1908. Sin embargo, la población pasó a ser principalmente mexicana y mexicoamericana. Hace aproximadamente un año el P. Mike McAndrew se topó con este pequeño y polvoriento pueblo y desde entonces ha celebrado misa allí una vez al mes.
La comunidad hispana en Allensworth es mayoritariamente inmigrante, muchos con problemas de legalización. La mayoría de las familias dependen de la disponibilidad de trabajo en las fincas. El área, con una población estimada de 471, tiene una tasa de rotación de alrededor del 60% de año en año de personas que se van para buscar trabajo en otro lugar. Encontramos personas que luchaban por una vida mejor.
A pesar de los muchos obstáculos, como las condiciones de vida empobrecidas, el sobrellevar la muerte de un cónyuge, el desempleo, el miedo a la deportación y la falta de recursos, encontramos alegría y confianza que solo puede provenir de la fe y la esperanza.
Así, fue en Allensworth, que durante dos semanas, estuvimos dando clases de catecismo a 43 niños y jóvenes (de 8 a 16 años), para prepararlos para su primera Reconciliación y Comunión.
Una parte interesante de nuestro ministerio de verano fue que estábamos enseñando al aire libre, en el calor, en un rancho polvoriento y ventoso. Luego agregue cuatro perros que deambulaban libremente, todos amigables; caballos, ovejas, gallinas y un gallo que canta, un toro, ocas, un ganso malhumorado y todos los aromas de corral para completar este escenario al aire libre.
La experiencia de estos seminaristas comenzó con muchos desafíos, pero fue uno de los programas sacramentales de verano más extraordinarios que he presenciado. Por mi parte, un elemento clave de esta experiencia fue que los seminaristas crearon un programa maravilloso para los niños sin ninguna de las comodidades de enseñar en una escuela o edificio de la iglesia. Mañana dejaré que los seminaristas cuenten el ‘resto de la historia’.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
New methods for evangelization
Let us not be intimidated by conditions that may not be ideal for teaching children in the faith. In 2007, I visited a small rural community in Mexico that was proud of having a new school building. The building had three classrooms and two offices. The people took me to see the old schoolhouse. The old school had only three walls. There were no doors, or locks or security systems to protect the children or the school itself. After the last classes took place in that building, a farmer used it as a shelter for his sheep. The old schoolhouse served as the village school for over fifty years.
It was difficult as an American to consider teaching in such a setting, with children from grades one to six used that same classroom. I am certain that the teachers were very creative to teach in an environment that was so limited. When considering the extraordinary needs of migrant children, it is important that we develop new methods for catechesis in extraordinary circumstances.
The following is the beginning of a report on the summer pastoral experience of several seminarians in a very remote community in Allensworth, California. Of the seminarians in this story, today, Fr. Kevin Zubel is our Redemptorist Superior for the Denver Province of Redemptorists and our provincial vicar is Fr. Aaron Meszaros. Two of the seminarians whose summer pastoral experience was to prepare 43 children for First Communion. Here is what they experienced as they began a program for the community in Allensworth.
By Bruce Davidson & Aaron Meszaros
Pencils? Check! Crayons? Check! Construction paper? Check! Workbooks? Check! Bible? Check! Classrooms? Uh, no! We have bleachers surrounding a rodeo arena on a ranch in Allensworth. Will that do? Thus, began, David Chunn’s, Kevin Zubel’s, Aaron Meszaros’, Mario Gonzalez’s, and Bruce Davidson’s experience of sharing their Catholic faith in an outdoor setting with the youth of Allensworth, California.
It was there in Allensworth that we dedicated most of our summer ministry, a small, dusty town. Allensworth was an African-American town, settled by Colonel Allensworth in 1908. However, the population shifted to mostly Mexican and Mexican-American. About a year ago Fr. Mike McAndrew stumbled across this small, dusty town, and has since said Mass there once a month.
The Hispanic community in Allensworth is mostly immigrant, many with problems of legalization. Most of the families depend on the availability of work at farms. The area, with an estimated 471 population, has about a 60% turnover rate from year to year of people leaving to find work elsewhere. We found people who were striving for a better life.
Despite the many obstacles, such as, impoverished living conditions, coping with the death of a spouse, unemployment, fear of deportation and lack of resources, we found joy and trust which can only come from faith and hope.
Thus, it was in Allensworth, that for two weeks, we were teaching catechism classes to 43 children and youth (ranging from ages 8-16), to prepare them for their first reconciliation and communion.
An interesting part to our summer ministry was that we were teaching outdoors, in the heat, on a dusty, windy ranch. Then add four dogs who roamed freely, all friendly; horses, sheep, chickens and a crowing rooster, a bull, geese, an ill-tempered gander, and all of the barnyard aromas to complete this outdoor setting.
The experience of these seminarians began with many challenges, but it was one of the most remarkable summer sacramental programs that I have ever witnessed. One key element of this experience for my part was that the seminarians created a wonderful program for the children with none of the conveniences of teaching in a school or church building. Tomorrow, I will let the seminarians tell the ‘rest of the story’.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.