First experience with campesinos / Primera experiencia con campesinos
Primera experiencia con campesinos
Normalmente, cuando alguien pregunta sobre mi primera experiencia con trabajadores inmigrantes, hablo de mi tiempo en The Dalles, Oregón y la cosecha de cerezas que comenzó en 1997, pero mi primera experiencia migrante se produjo después de mi segundo año en la universidad en 1967. Fue el verano antes de que entré el noviciado Redentorista. Fui a visitar a mis primos en Pocatello, Idaho. Mi primo Mike era un seminarista diocesano. Él era dos años mayor que yo. Fui con él a pasar una semana preparando niños inmigrantes para la Primera Comunión en Aberdeen, Idaho.
Estábamos con un sacerdote diocesano y otros dos seminaristas. Enseñamos a los niños en un granero. Las condiciones eran primitivas. No teníamos los lujos de escritorios y sillas, ni siquiera libros de texto. La música, la narración de cuentos, las escrituras, las dinámicas y la práctica para recibir la Comunión fueron la fundación de las clases para los niños. La alegría de los niños hizo que el tiempo de clase valiera la pena.
No estoy seguro de cuánto tiempo recordaron los niños nuestras lecciones, pero ese verano me preparó bien para entrar en el noviciado. No esperaba un programa de discernimiento de mi vocación de un año de duración. Me preocupaba aburrirme tomando un año para el discernimiento espiritual de una vocación religiosa. Los otros seminaristas tenían envidia de que yo tuviera un año fuera de los estudios para considerar mi vocación Redentorista. Un mes después entré al noviciado con una actitud mejor. Ahora, soy Redentorista desde hace cincuenta y cinco años y cincuenta años sacerdote.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
First experience with campesinos
Normally when someone asks about my first experience with migrant workers, I talk about my time in The Dalles, Oregon and the cherry harvest beginning in 1997, but my first migrant experience came after my second year in college in 1967. It was the summer before I entered the Redemptorist novitiate. I went to visit my cousins in Pocatello, Idaho. My cousin Mike was a diocesan seminarian. He was two years older than me. I went with him to spend a week preparing migrant children for First Communion in Aberdeen, Idaho.
We were with a priest and two other seminarians. We taught the children in a barn. The conditions were primitive. We did not have the luxuries of desks and chairs, or even textbooks. Music, storytelling, scripture, drama, group dynamics and practicing reception of Communion were the foundations of our classes for the children. The joy of the children made the class time worthwhile.
I am not certain how long our lessons were remembered by the children, but that summer prepared me well for entering the novitiate. I was not looking forward to a year-long program of discernment of my vocation. I worried about being bored by taking a year for spiritual discernment of a religious vocation. The other seminarians were envious of me have a year away from studies to consider my Redemptorist vocation. One month later, I entered the novitiate with a much better attitude. Now, I have been a Redemptorist for fifty-five years and fifty years a priest.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.