My second experience with campesinos / Mi segunda experiencia con campesinos
Mi segunda experiencia con campesinos
Como seminarista de tercer año de teología, en 1972, participé en un programa de Primera Comunión para hijos de campesinos. Cuatro de nosotros, seminaristas, preparamos a niños en cuatro campamentos de migrantes para su Primera Comunión. Éramos equipos de dos seminaristas para cada campamento. Pasamos una semana en un campamento y una semana en otro campamento. Sólo teníamos cinco días para nuestras clases. Luego el domingo celebramos los Primeras Comuniones. Un compañero preparamos niños en Delavan, Wisconsin. Kevin tenía las clases en español y yo en inglés. Tuvimos un examen cada día para recordarles lo que aprendieron el día anterior. Utilizamos arte, teatro y música. Las clases fueron alegres, creativas y la emoción por el Día de la Primera Comunión aumentaba cada día.
Veinticinco años después, hablé con una directora de educación religiosa en una parroquia donde ofrecimos una misión parroquial. Me dijo que tenía una Maestría en Educación Religiosa. Cuando la felicité, dijo: “No está mal para una hija de padres inmigrantes que recibió su Primera Comunión en un campamento migrante”. Cuando le pregunté dónde, dijo: “En Delavan, Wisconsin”. Le pregunté qué recordaba de sus maestros. “Tenían hábitos negros con un largo rosario”. Después de saber que su Primera Comunión fue en 1972, le dije que si tomaba la clase en español, el P. Kevin era su maestro. Si las clases estaban en inglés, yo era su maestro
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My second experience with campesinos
As a third-year student of theology, in 1972, I participated in a First Communion program for children of migrants. Four of us seminarians prepared children in four migrant camps for their First Communion. We were teams of two seminarians for each camp. We spent one week in one camp and a week in another camp. We only had five days for our classes. On Sunday we celebrated the First Communions. I teamed with a classmate who taught in Spanish, and my classes were in English. We had a quiz each day to remind them of what was learned the day before. We used art, drama, and music. The classes were cheerful, creative and excitement for the First Communion Day increased each day.
Twenty-five years later, I spoke with a religious education director in a parish where we offered a parish mission. She told me that she had a Masters in Religious Education. When I complemented her, she said, “Not bad for a child of migrant parents who received her First Communion in a migrant camp.” When I asked where, she said, “In Delavan, Wisconsin.” I asked what she remembered about her teachers. “They had black habits with a long rosary.” After learning that her First Communion was in 1972, I told her that if she took the class in Spanish, Fr. Kevin was her teacher. If she was in the English class, I was her teacher.
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Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.