Extraordinary Faith of Migrants / Fe Extraordinaria de los Migrantes
Fe Extraordinaria de los Migrantes
“La inmensa mayoría de los pobres tiene una especial apertura a la fe.” (EG 200)
Esta declaración del Papa Francisco puede sonar extraña para algunos, pero no es nueva para gente de fe. Es un tema consistente desde los tiempos del Antiguo Testamento hasta nuestros días. Aquellos a quienes el mundo ve como desvalidos, débiles, pobres y hasta pecadores, una y otra vez son testigos del amor de Dios y de todas sus criaturas. Muchos de los más grandes santos surgieron de la desesperación y aquellos que nacieron en familias ricas y poderosas, se convirtieron en santos abrazando la pobreza y la humildad, como Francisco de Asís y Alfonso de Ligorio. Nosotros, los Redentoristas, afirmamos que somos ” evangelizados por los pobres”.
Como sacerdote joven, fue la confianza de las personas en momentos de desesperación lo que más me evangelizó. Solo tenía dos años de orden cuando llegué a casa una noche después de una recepción de boda. Estaba lloviendo muy fuerte. Me encontré con un accidente. Una camioneta chocó de frente contra un gran árbol. Me detuve, caminé hacia la escena para ver si podía ayudar. Un oficial de policía me empujó, luego un paramédico me llamó: “Padre, puede ayudar”. El paramédico estaba tratando a una mujer que sostenía a su bebé contra su pecho. Él dijo: “Queremos que nos dé a su bebé, para que podamos tratarla a ella y al bebé. ¿Podrías pedirle que confíe en nosotros?”. Luego dijo: “Ella habla español”. Fue reprobado en español en la escuela secundaria. En un español mocho le dije que era sacerdote. Traté de calmarla y como yo era sacerdote, me entregó a su bebé.
En mis primeros años como sacerdote, experimenté una gran fe en los alcohólicos en recuperación y sus familias. Cuando comencé a trabajar con migrantes e inmigrantes, mi trabajo era a menudo con personas pobres que tenían poco control de las cosas a su alrededor, pero con mucha confianza en los sacerdotes. Muchas veces creí que no merecía tal confianza, pero comencé a reconocer que la confianza no era algo que me había merecido, sino que venía de la fe en Dios.
Ayer hablé de la necesidad de brindar ayuda a las personas de maneras extraordinarias. Nuestro ministerio necesita estar abierto al momento, generoso y gratuito. Tal ministerio, cuando se da en el amor, descubre la confianza, el amor y la fe de aquellos con fe heroica y confiada.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
Extraordinary Faith of Migrants
“The great majority of the poor have a special openness to the faith.” (EG 200)
This statement of Pope Francis may sound strange to some people, but it is certainly not new to people of faith. It is a theme that is consistent from the times of Old Testament to today. Those whom the world sees as helpless, weak, poor and even as sinners, time and time again are witnesses to the love of God and all of his creatures. Many of the greatest saints rose from desperation and those who were born into families of wealth and power, became saints by embracing poverty and humility, like Francis of Assisi and Alphonsus Liguori. We, Redemptorists claim that we are “evangelized by the poor.”
As a young priest, it was the trust of people in desperate moments that evangelized me the most. I was only two years ordained when I came home from a wedding reception one evening. It was raining very hard. I came upon an accident. A pick-up truck hit a large tree head-on. I stopped, walked to the scene to see if I could help. A police officer pushed me away, then a para-medic called to me, “Father, you may help.” The para-medic was treating a woman who held her baby tight to her chest. He said, “We want her to give us her baby, so that we can treat her and the baby. Could you ask her to trust us?” Then he said, “She speaks Spanish.” I flunked Spanish in high-school. In horrible Spanish, I told her that I was a priest. I tried to calm her and because I was a priest, she handed me her baby.
In my early years as a priest, I experienced great faith in recovering alcoholics and their families. When I began working with migrants and immigrants, my work was often with people of poverty who had little control of things around them, but with great trust in priests. I often believed that I did not merit such trust, but began to recognize that the trust was not something that I had earned but it came from faith in God.
Yesterday, I spoke of needing to provide help to people in extraordinary ways. Our ministry needs to be open to the moment, generous and given freely. Such ministry, when given in love discovers the trust, love and faith of those with heroic and confident faith.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.