An immigrant’s gratitude / La gratitud de un inmigrante
La gratitud de un inmigrante
Hace diez años, el Día de Acción de Gracias estaba cerca. Hablé con un hombre cuya familia fue rescatada por tropas estadounidenses. Su nación sufrió el crimen de genocidio cuando el gobierno de su nación se negó a proteger a su propio pueblo de la limpieza étnica. Después de casi veinte años en los Estados Unidos, convertirse en ciudadano estadounidense y ver a sus hijos criar a sus propias familias, no podía dejar de decir: “Amo a los Estados Unidos”. Dos de sus hijas musulmanas se casaron con hombres católicos. Mientras las familias celebraban el bautizo de dos de sus nietos, me contó su experiencia como refugiado. Dijo que cuando una muchedumbre amenazó su barrio, las fuerzas de Estados Unidos con la NATO salvaron a su familia. Habló de un gran amor por su país natal y su propia infancia, sus compañeros de trabajo en una fábrica. Explicó cómo las pasiones étnicas y religiosas comenzaron a dividir a su nación. Hubo una gran pena cuando se dio cuenta de que su familia no estaba a salvo. La emigración no fue fácil, pero hubo cuidadores que ayudaron a su familia a ingresar a Estados Unidos como refugiados. El Día de Acción de Gracias tenía un significado especial para él.
Recientemente, conocí a un hombre de Afganistán. Fue uno de esos hombres que ayudaron a las fuerzas estadounidenses durante los últimos quince años. Mientras hablaba, recuerdo a tantos veteranos de nuestras tropas que sirvieron en Afganistán trabajando arduamente para ayudar a sus traductores y a otras personas que apoyaron a nuestras tropas. Cuando lo conocí, lo saludé en español, pensando que era hispano. Me dijo: “Hablo inglés”. Una vez que se sintió cómodo hablando conmigo, dijo: “Amo a los Estados Unidos”. Parecía que necesitaba hacerme saber lo agradecido que tenía de estar aquí. Habló de lo felices que estaban sus hijos en las escuelas aquí. Dijo que quiere ser ciudadano estadounidense cuando se puede.
Pronto celebraremos el Día del Veterano. Deseo decirles a aquellos que han salvado vidas de personas que sufren en todo el mundo de maneras que la mayoría de nosotros nunca conoceremos, “gracias”. Al escuchar a dos familias que llegaron a este país para escapar de situaciones terriblemente violentas, espero que la gente entienda que estas dos historias son de personas de naciones que nuestra nación, ha decidido que merecen nuestra generosidad. Gracias a Dios por las oportunidades que les brindamos. Que los Estados Unidos reconozca a los solicitantes de asilo de naciones que sufren violencia, no solamente las reconocidas por el gobierno como en crisis. Y que nuestra nación guiara a otras naciones en una respuesta buena a la crisis internacional de la migración global, mientras gente huye de las guerras, la persecución y los desastres.
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An immigrant’s gratitude
Ten years ago, Thanksgiving Day was near. I spoke with a man whose family was rescued by United States troops. His nation suffered the crime of genocide as his nation’s government refused to protect its own people from ethnic cleansing. After nearly twenty years in the United States, becoming a U.S. citizen and seeing his children raise their own families, could not stop saying, “I love the United States.” Two of his Muslim daughters married Catholic men. As the families celebrated the baptism of two of his grandchildren, he told me about his experience as a refugee. He said that when a mob threatened his neighborhood, United States forces with NATO saved his family. He spoke of great love for his home nation and his own childhood his coworkers at a factory. He explained how ethnic and religious passions began to divide his nation. There was great sorrow when he realized his family was not safe. Emigration was not easy, but there were caregivers who helped his young family enter the United States as refugees. Thanksgiving had special meaning for him.
Recently, I met a man from Afghanistan. He was one of those men aiding United States forces over the past fifteen years. As he spoke, I remember so many Veterans from our troops who served in Afghanistan working so hard to help their translators and others who supported our troops. When I first met him, I greeted him in Spanish, thinking he was Hispanic. He told me, “I speak English.” Once he felt comfortable talking with me, he said, “I love the United States.” It seemed that he needed to let me know how grateful he was to be here. He spoke of how happy his children were in schools here. He said how he wants to be a U.S. citizen when he can.
We soon will celebrate Veteran’s Day. I wish to tell those who have saved lives of people suffering around the world in ways that most of us will never know, thank you. Listening to two families who came to this country to escape terribly violent situations, I hope that people understand that these two stories are of people from nations that our nation has decided merit our generosity. Thank God for the opportunities that we afforded them. May the United States recognize the asylum seekers from nations suffering violence outside of those recognized by our government as being in crisis. And may our nation lead other nations in responding to the international crisis of global migration, as people flee wars, persecution and disasters.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.