5. World Day of Migrants / Día Mundial del Migrante
(El mensaje completo de la 108ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado del Papa Francisco, se encuentra en:)
Construir el futuro con migrantes y refugiados
Construir el futuro con los migrantes y los refugiados significa también reconocer y valorar lo que cada uno de ellos puede aportar al proceso de edificación. Me gusta ver este enfoque del fenómeno migratorio en una visión profética de Isaías, en la que los extranjeros no figuran como invasores y destructores, sino como trabajadores bien dispuestos que reconstruyen las murallas de la Nueva Jerusalén, la Jerusalén abierta a todos los pueblos (cf. Is 60,10-11).
Reconocer y valorar las contribuciones de los pobres a la vida tal como la experimentamos en los Estados Unidos es un paso importante para sanar los pecados de la vida moderna. Cuando comenzó la pandemia de COVID, una extraña y virulenta enfermedad cambió el mundo tal como lo entendíamos. Hubo cierres dramáticos de empleo, entretenimiento, atención médica, educación, transporte y mucho más. Hubo pérdida de salud, pérdida de vida, aislamiento y miedo. Era la tercera semana de Cuaresma y nuestras tradiciones religiosas cambiaron radicalmente y luchamos por encontrar equilibrio en la vida. Los negocios cerraron, pronto las personas marginadas de la sociedad necesitaron alimentos, atención médica y otra asistencia.
Hubo héroes en este tiempo también. Llamamos a trabajadores de la salud, educadores, empleados de mercados de comida, voluntarios de bancos de comida, camioneros y muchos más “héroes”. Mucha gente arriesgó su vida cuidando a los enfermos. Los bancos de alimentos duplicaron y triplicaron no solo la producción de sus servicios, sino que muchas personas se ofrecieron como voluntarias para ayudar a los necesitados. Reconocimos a los trabajadores agrícolas, trabajadores en empacadores, tienditas de abarrotes y otros servidores como trabajadores esenciales. Si bien hubo mucho dolor, frustración, ira y discusiones políticas sobre lo que debía hacerse, hubo personas que se esforzaron por reconstruir las infraestructuras de la sociedad y las comunidades.
A medida que pasa el tiempo desde que COVID comenzó a impactar nuestras vidas, la gratitud que expresamos a nuestros héroes ha disminuido. Nuestra nación parece estar cada vez más dividida. Las divisiones no solo están presentes en la sociedad, sino también dentro de la Iglesia.
Recordando la Gratitud
Cuando el Papa nos llama a reconocer y valorar las contribuciones de los migrantes y refugiados. considere más que simple reconocimiento de su participación en la recuperación de la sociedad del COVID. La visión de Isaías considere los extranjeros considera a los extranjeros no como “invasores y destructores, sino como trabajadores bien dispuestos que reconstruyen las murallas de la Nueva Jerusalén.” Cuando he visitado a inmigrantes en los últimos meses, doy testimonio del bien de los extranjeros. No se deje engañar por aquellos que no reconocen los dones de los migrantes y refugiados.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
(The entire message of Pope Francis for the 108th World Day of Migrants and Refugees is found at:)
Building the future with migrants and refugees
Building the future with migrants and refugees also means recognizing and valuing how much each of them can contribute to the process of construction. I like to see this approach to migration reflected in a prophetic vision of Isaiah, which considers foreigners not as invaders or destroyers, but willing laborers who rebuild the walls of the new Jerusalem, that Jerusalem whose gates are open to all peoples (cf. Is 60:10-11).
Recognizing and valuing the contributions of the poor to life as we experience it in the United States is an important step to healing the sins of modern life. When the COVID pandemic began, a strange and virulent illness changed the world as we understood it. There were dramatic shutdowns of employment, entertainment, health care, education, transportation and much more. There was loss of health, loss of life, isolation, and fear. It was the third week of Lent, and our religious traditions were radically changed, and we struggled to find our balance in life. Businesses closed, soon people on the margins of society needed food, health care, and other assistance.
There were heroes in this time also. We called healthcare workers, educators, store clerks, food bank volunteers, truckers and many more “heroes”. Many people risked their lives caring for the sick. Food banks doubled and tripled not only their output of services, but many people volunteered to help those in need. We recognized agricultural workers, food services, clerks and those stocking shelves in stores as essential workers. While there was a lot of hurt, frustration, anger and political arguing about what needed to be done, there were people striving to rebuild the infrastructures of society and communities.
As time passes since COVID began to impact our lives, the gratitude that we expressed to our heroes has diminished. Our nation appears to be more and more divided. Divisions are not only present in society, but also within our Church.
Remembering gratitude
When the Pope calls us to recognize and value the contributions of migrants and refugees. He is going far beyond simply recognizing their participation in society’s recovery from COVID. The vision of Isaiah “considers foreigners not as invaders or destroyers, but willing laborers who rebuild the walls of the new Jerusalem.” When I have visited migrants over the last few months, I witness to the good of the foreigners. Don’t get fooled by those who fail to recognize the gifts of migrants and refugees.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.