Why the sourpuss? / ¿Por qué la cara de vinagre?
¿Por qué la cara de vinagre?
Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre. (EG. 85)
Hay una foto de nuestra familia cuando yo tenía ocho años. Éramos cuatro niños en ese momento. Tres de nosotros teníamos sonrisas, pero la menor (Teresa) tenía una mirada de enojo increíble. No quiso estar en esa foto. Esa imagen era la imagen indeleble de una cara de “vinagre”. Cuando el Papa Francisco considera que ser un “amargado” es una “tentación grave que sofoca la audacia y el celo”, pienso en la foto de mi hermana. Lo siento Teresa.
Me duele considerar a los amargados entre las personas que profesan fe en Jesús. En su época, es fácil ver a los fariseos y al pueblo legalista de Israel como amargados, aquellos que querían apedrear a la mujer sorprendida en adulterio, o aquellos que decían que los ciegos, los cojos, los leprosos y los pobres eran pecadores. Pero Jesús nunca vio a los marginados como pecadores. Él vino por ellos. Eran sus hermanos y hermanas. Dijo que todo lo que hiciéramos por cualquiera de estos pequeños, lo haríamos por él.
Con frecuencia hablo de ver a Jesús en el migrante. Él dijo: “Cuando era un extraño, me acogiste…” El simple hecho de pedir a la gente que trate de ver a Jesús en el extranjero, mueve a muchos a atacarme como predicando “política” en mi homilía. Esto no ha ocurrido sólo en una ocasión. Una vez leí Efesios, 4:31: “Destierren de ustedes la aspereza, la ira, la indignación, los insultos, la maledicencia y toda clase de maldad.” Sin hablar de los migrantes, dos me dijeron que estaba siendo político.
Si uno se siente incómodo al recordar citas directas de las Escrituras, está bien. Las palabras de Jesús enfurecieron a los líderes religiosos de su tiempo, que lo crucificaron. Sin dar más explicaciones, en varias ocasiones Jesús dijo: “El que tenga oídos para oír, que lo escuche”. (Mt. 11:15, 13:9,43, Mc. 4:9, 23, etc.) Necesitamos resistir la tentación de no escuchar.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
Why the sourpuss?
One of the more serious temptations which stifles boldness and zeal is a defeatism which turns us into querulous and disillusioned pessimists, “sourpusses”.” (EG. 84)
There is a picture of our family when I was eight years old. There were four of us children at the time. Three of us had smiles, but the youngest (Teresa) had an incredible look of disgust, not wanting to be in that picture. That picture was an indelible picture of a “sourpuss.” When Pope Francis considers being a “sourpuss” a “serious temptation which stifles boldness and zeal”, I think of my little sister’s picture. Sorry, Teresa.
It pains me to consider sourpusses amongst people professing faith in Jesus. In his time, it is easy to see the Pharisees and the legalistic people of Israel as sourpusses, those who wanted to stone the woman caught in adultery, or those who said that the blind, the lame, the leper and the poor were sinners. But, Jesus never saw outcasts as sinners. He came for them. They were his brothers and sisters. He said that whatever we did for any of these little ones, we did for him.
Frequently I speak of seeing Jesus in the migrant. He said, “When I was a stranger, you welcomed me….” Simply asking people to try to see Jesus in the migrant, moves too many to attack me as preaching “politics” in my homily. This has not happened on only one occasion. Once reading Ephesians, 4:31: “All bitterness, fury, anger, shouting, and reviling must be removed from you, along with all malice,” with no further statement, I was told that I was being political.
If one feels uncomfortable, being reminded of direct quotes from Scripture, that is okay. Jesus’ words enraged the religious leaders of his time, that they crucified him. Without explaining more, on several occasions, Jesus said, “He who has ears to hear, let him hear.” (Mt. 11:15, 13:9,43, Mk. 4:9, 23, etc) We need to resist the temptation not to hear.
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Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.