Where is your home? / ¿Donde esta tu casa?
¿Donde esta tu casa?
Crecí en Omaha, Nebraska. Soy el mayor de siete hermanos. Hasta completar la escuela primaria, la vida giraba en torno a la Escuela y la Iglesia de Holy Name. La vida giraba en torno a la familia, la fe y la escuela. Entré al seminario menor redentorista a los 14 años y estudié durante doce años en cuatro casas de formación redentorista. Pasé diez años en parroquias de Wichita, Minneapolis y Denver. Fui director vocacional durante siete años en St. Louis. Hasta los cuarenta y cuatro años, aunque me había mudado mucho durante mi formación religiosa y mis primeros años en el ministerio, era bastante fácil identificar mi hogar. Luego me involucré en el ministerio hispano y responder a la pregunta: “¿Dónde está tu casa?” se volvió más complicado.
Una vez que aprendí español, los Redentoristas comenzaron la Casa San Alfonso (1991), una comunidad que acompañaba a jóvenes inmigrantes, principalmente de México, en el barrio de la Iglesia de San José. La mayoría de los fines de semana celebraba misas en comunidades rurales de las llanuras y las montañas para ayudar a los sacerdotes que hablaban poco español en parroquias donde necesitaban ayuda con sus comunidades de inmigrantes. Después de cinco años, con otro sacerdote y voluntarios laicos en misión, ofrecí misiones bilingües de dos semanas en quince estados del Medio Oeste y el Oeste.
Desde 1996, la mayor parte de mi vida ha transcurrido en pequeños pueblos y comunidades rurales. Me he mudado con tanta frecuencia que se ha vuelto difícil responder a la pregunta “¿dónde está tu casa”? Como Redentorista, soy misionero y pertenezco a nuestra comunidad en Kansas City, MO. Mientras viví allí, trabajé en comunidades de México, Texas, Oklahoma, Virginia, Oregón, Arizona y Luisiana. Un año, sólo pasé siete días en mi casa de Kansas City.
Trabajando ahora con la Red Católica de Campesinos Migrantes, puedo decirles que a lo largo de los años he trabajado mucho con campesinos, pero también camino con personas que se mueven por esta nación como migrantes que trabajan en la construcción, generación de energía, ayuda en casos de desastre, conservación y otros empleos que ocupan a los trabajadores fuera de sus hogares y que pasan semanas y meses separados de sus familias.
Como sacerdote que trabaja para el CMFN, mi hogar no es realmente un lugar, pero es con la familia de personas que viajan tanto por su trabajo que es difícil identificar el hogar como un lugar. Supongo que mi hogar es simplemente la Iglesia, el Pueblo de Dios. La alegría de mi vida itinerante es que tengo familia donde quiera que vaya. Recientemente comencé a preguntarle a la gente: “Dime qué tiene de bueno en tu ciudad o parroquia.
Puede que sea un sacerdote migrante, pero no soy un vagabundo sin casa. como me dicen muchos de mis amigos hispanos: “Padre, aquí está su pobre casa”.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
Where is your home?
I grew up in Omaha, Nebraska. I am the oldest of seven children. Until completing grade school, life revolved around Holy Name School and Church. Life revolved around family, faith and the school. I entered the Redemptorist minor seminary at age 14 and studied for twelve years in four different Redemptorist houses of formation. I spent ten years in parishes in Wichita, Minneapolis and Denver. I was vocation director for seven years in St. Louis. Until I was forty-four years old, even though I had moved around a lot through my religious formation and early years in ministry, it was rather easy to identify my home. Then I became involve in Hispanic ministry and answering the question, “where is your home?” became more complicated.
Once I learned Spanish, Redemptorists began Casa San Alfonso (1991), a community accompanying immigrant youth, primarily from Mexico in the barrio of St. Joseph’s Church. Most weekends, I celebrated weekend Masses in rural communities on the plains and in the mountains to help priests who spoke limited Spanish in parishes where they needed help with their immigrant communities. After five years, with another priest and lay volunteers in mission, I offered two-week bilingual missions in fifteen states in the Midwest and West.
Since 1996, most of my life has been in small towns and rural communities. I have moved so often that it has become difficult to answer the question “where is your home”? As a Redemptorist, I am a missionary and I belong to our community in Kansas City, MO. While living there, I have worked in communities in Mexico, Texas, Oklahoma, Virginia, Oregon, Arizona and Louisiana. One year, I only spent seven days in my home in Kansas City.
Working now with Catholic Migrant Farmworker Network, I can tell you that over the years I have worked a great deal with farm workers, but I also walk with people who move around this nation as migrants who work in construction, energy generation, disaster relief, conservation and other employments that occupy workers away from their homes who spend weeks and months separated from their families.
As a priest working for CMFN, my home is not really a place, but it is with the family of people who travel so much in their work that it is difficult to identify home as a place. I guess that my home is simply my Church, the People of God. The joy of my itinerant life is that I have family wherever I go. I have recently began asking people, “Tell me what is good about your town or parish.
I may be a migrant priest, but I am not homeless as so many of my Hispanic friends tell me, “Padre, aquí está su pobre casa.” (Here is your humble home)
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.