People can change / La gente puede cambiar
La gente puede cambiar
Ayer escribí: “Podemos hacer una diferencia en el mundo. No hay persona que no pueda cambiar”. A veces, nos desanimamos cuando las personas que amamos continúan luchando contra las adicciones y las formas de vida autodestructivas. Hay momentos de esperanza, pero las recaídas y la angustia regresan regularmente. Vemos a otros en recuperación, pero nuestros seres queridos no lo recuperen. Mientras estamos en el momento, parece haber poco crecimiento.
Hay momentos en el ministerio cuando me he preguntado, ¿qué pasó con algunos de los alcohólicos y adictos con los que he trabajado? Varias personas que no eran casos de éxito en la recuperación de adicciones cuando los conocí hace años, me han agradecido mientras me preparo para celebrar cincuenta años como sacerdote. Cuando los conocí, tenían momentos de recuperación, con muchas recaídas. Su viaje hacia la recuperación no fue un camino recto y sin problemas, pero algunos de los casos más desesperados están bien hoy. Es una alegría ver su recuperación hoy.
Siempre es una alegría cuando alguien pasa de la adicción a la recuperación. Hay algo especial en aquellos que lucharon con la recuperación, pero finalmente lo lograron. Agradezco sinceramente a aquellos para quienes la recuperación fue más difícil probar el dicho: “No hay nadie que no pueda cambiar”.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
People can change
Yesterday, I wrote: “We can make a difference in the world. There is no person who cannot change.” Sometimes, we get discouraged as people whom we love continue to struggle with addictions and self-destructive ways of living. There are moments of hope, but relapses and heartache regularly return. We see others in recovery, but our loved ones do not get it. While we are in the moment, there appears to be little growth.
There are times in ministry when I have wondered what happened to some of the alcoholics and addicts with whom I have worked. Several people who were not success stories in addiction recovery when I knew them years ago, have thanked me as I prepare to celebrate fifty years as a priest. When I knew them, they had moments of recovery, with many relapses. Their journey to recovery was not a straight and smooth path, but some of the most hopeless cases are doing well today. It is such a joy to see their recovery today.
It is always a joy, when someone moves from addiction to recovery. There is something special about the ones who struggled with recovery, but eventually succeeded. I sincerely thank those for whom recovery was more difficult prove the saying: “There is no one who cannot change.”
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.