A Church That Is Always New / Una Iglesia siempre nueva
Una Iglesia siempre nueva
(Del libro, Camina con mi Pueblo, pp. 198-200)
El celo misionero no tiene lugar para la complacencia. No hubo complacencia en Jesús. En el Evangelio de Marcos, después de los primeros milagros de Jesús en Cafarnaúm, los Apóstoles le dijeron: “todos te buscan”. (Mc 1:37). Jesús responde diciéndoles que deben viajar a otras aldeas y predicar allí también. Siempre estamos respondiendo al entorno que encontramos.
En tiempos de paz, estabilidad, oportunidades y salud, respondemos a los desafíos de la fe con esperanza, confianza en Dios y compañerismo con otros creyentes. Consideramos estos momentos “ordinarios” y podemos volvernos complacientes en nuestro entorno. Cuando vemos a otros que carecen de paz, estabilidad y armonía, podríamos culparlos por sus problemas. Sin embargo, cierto grado de inestabilidad es inherente a la vida ordinaria. Las enfermedades, la pérdida de empleo y una serie de otros desafíos crean inestabilidad. Estos factores podrían en realidad ser “ordinarios”, más que extraordinarios, para muchas personas.
La polaridad entre conservadores y liberales de la sociedad no nos ha servido de mucho para reflexionar sobre el llamado del Papa Juan Pablo II a una nueva evangelización, ni para prestar atención a la advertencia del Papa Francisco sobre la complacencia del pueblo que no logra involucrarse con el mundo moderno. Necesitamos permitirnos analizar las realidades pastorales que enfrentamos y buscar respuestas que respondan a las necesidades de los que piden la bendición de Dios. Los nuevos métodos no son ni liberales ni conservadores. El testimonio y los nuevos métodos de evangelización desafiarán el estatus quo de las parroquias y diócesis que no estén dispuestas a evaluar con frecuencia los métodos utilizados en la catequesis.
Las personas en el ministerio necesitan reconocer la fe y la dignidad de los migrantes. El migrante no es tanto una persona que necesita ser evangelizada sino alguien que necesita ser acogido y permitido a evangelizarnos. Necesitamos reconocer la fe y la esperanza que guía a los migrantes en sus dificultades. Cuando nos permitimos entrar en la vida de los migrantes, los atendemos en sus necesidades y les permitimos mostrarnos el rostro de Cristo. Como dijo Jesús: “Era forastero y me acogieron”. (Mateo 25:35).
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A Church That Is Always New
(From Walk With My People, pgs. 53-54)
Missionary zeal has no room for complacency. There was no complacency in Jesus. In the Gospel of Mark after Jesus’ first miracles in Capernaum, the Apostles told him, “Everyone is looking for you” (Mk. 1:37). Jesus responds by telling them that they must travel to other villages and preach there as well. We are always responding to the environment we encounter.
In times of peace, stability, opportunity, and health, we respond to challenges of faith with hope, trust in God, and fellowship with other believers. We consider these moments to be “ordinary” and can become complacent in our environment. When we see others who lack peace, stability, and harmony, we may blame them for their problems. Yet, a degree of instability is inherent in ordinary life. Illness, loss of employment, and a host of other challenges create instability. These factors might in fact be “ordinary,” rather than extraordinary, for many people.
The Conservative-Liberal polarity of society has badly served us, as we reflect on Pope St. John Paul II’s call to New Evangelization, or to Pope Francis’ warning about complacency that fails to engage with the modern world. We need to free ourselves from politics in order to analyze the pastoral realities we face, and seek responses that meet the needs of those asking for God’s blessing. New methods are neither liberal nor conservative. Witness and these new methods of evangelization will challenge the status quo of parishes and dioceses unwilling to enter into frequent evaluation of their catechetical methods.
People in ministry need to recognize the faith and dignity of migrants. The migrant is not so much a person who needs to be evangelized as he is someone who needs to be welcomed and allowed to evangelize us. We need to acknowledge the faith and hope that guides migrants in their hardships. When we allow ourselves to enter into the lives of migrants, we meet them in their needs and allow them to show us the face of Christ. As Jesus said, “I was…a stranger and you welcomed me” (Mt. 25:35).
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Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.