Lessons of Migrant Ministry for today’s challenges – Lecciones del Ministerio Migrante para los desafíos de hoy
Lecciones del Ministerio Migrante para los desafíos de hoy
Durante los últimos días, el Padre Migrante reflexionó sobre una experiencia del Ministerio Migrante de 2010 a 2013 en Allensworth, California. En ese momento, presento el programa de verano de la Primera Comunión de dos semanas como un ejemplo de los “nuevos métodos” de evangelización promovidos por el Papa Juan Pablo II. El programa reconoció las circunstancias de las personas a las que queríamos servir. Ofrecer clases en una tribuna de rodeo calurosa y polvorienta ciertamente no era lo ideal. Todos los días las temperaturas eran de casi 100º o más.
Nuestro equipo de misión se quedó en Bakersfield y todas las noches íbamos en coche a Allensworth para comer en las casas de familias con niños en el programa. Como íbamos a entrar al pueblo una hora antes de las clases, vimos a niños de hasta dos millas de distancia caminando hacia las clases. Durante las dos semanas de clases, tuvimos una asistencia casi perfecta de todos los estudiantes. Apreciamos la dificultad por los jóvenes y sus padres en asistir cada día.
No teníamos el lujo de salas de clase y el aire acondicionado. Debido a la pobreza y las distancias de las parroquias locales, los niños no podían asistir regularmente a las misas dominicales en las ciudades que estaban a quince o veinte millas de distancia. Como descubrieron los seminaristas, los niños respondieron con alegría y fe.
A medida que avanzamos hacia una participación más regular en las comunidades de nuestra iglesia, todo el ministerio de la iglesia debe ser creativo para dar la bienvenida a las personas a la iglesia. El Papa Francisco reconoció que los pobres sufren una “falta de atención espiritual”. Hoy, todos hemos experimentado una “falta de atención espiritual”. Que todos empleemos “nuevos métodos” para cuidar del Pueblo de Dios.
En el ministerio con migrantes, he aprendido que las nuevas formas creativas no son perfectas. Cada año de nuestros programas de verano para trabajadores campesinos en The Dalles, Oregon, hicimos ajustes. Nuestros programas mejoraron técnicamente, pero cada año los niños y sus familias experimentaron el amor de Dios. Creemos que, a pesar de nuestras desventuras, Dios provee para el Pueblo de Dios.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
Lessons of Migrant Ministry for today’s challenges
For the past few days, Padre Migrante reflected on an experience of Migrant Ministry from 2010 to 2013 in Allensworth, California. At the time, I presented the two-week summer First Communion program as an example of the “new methods” of evangelization promoted by Pope John Paul II. The program recognized the circumstances of the people whom we wanted to serve. Offering classes at a hot and dusty broken-down rodeo grandstand was certainly not ideal. Every day the temperatures were nearly 100º or more.
Our mission team stayed in Bakersfield and every evening we drove to Allensworth to eat in the homes of families with children in the program. As we would enter the town an hour before the classes, we saw children from up to two miles away walking to the classes. During the two weeks of classes, we had nearly perfect attendance of every student. We appreciated the difficulties of the children and their parents in attending each day.
We did not have the luxury of classrooms, air-conditioning. On account of the poverty and distances from local parishes, the children could not regularly attend Sunday Masses in towns that were fifteen to twenty miles away. As the seminarians discovered, the children responded with joy and faith.
As we move into more regular participation in our church communities, all church ministry needs to be creative in welcoming people back to church. Pope Francis recognized that the poor suffer a “lack of spiritual care.” Today, we have all experienced a “lack of spiritual care.” May we all employ “new methods” to care for the People of God.
In ministry with migrants, I have learned is that creative new ways are not perfect. Every year of our summer sacramental programs for migrant farm workers in The Dalles, Oregon, we made adjustments. Our programs technically improved, but each year the children and their families experienced God’s love. We do believe that in spite of our misadventures, God provides for the People of God.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.