Why I joined CMFN / Por qué me uní al CMFN
Por qué me uní al CMFN
Mi Provincial me preguntó en 2019: “¿Qué esperas hacer en tus últimos años de ministerio?” Dije que quería acoger a los inmigrantes, refugiados y pobres a la “alegría del Evangelio”.
Reconocí que mi historia Redentorista ha sido algo inusual. He sido parte de cuatro ministerios de la Iniciativa Redentorista durante mis cincuenta años de sacerdocio. Pasé seis años en un equipo de predicación misionera que incluía redentoristas y voluntarios laicos en misión. Dirigí una misión sacramental de verano para campesinos inmigrantes durante trece años. Fui director diocesano del ministerio campesino en Fresno durante cuatro años. Y sólo una de las comunidades a las que fui destinado desde mi profesión de votos sigue bajo la dirección de los Redentoristas.
Durante los últimos treinta y dos años he estado involucrado en el Ministerio Hispano. Debido a tres Iniciativas Redentoristas involucradas directamente en comunidades rurales y mis años en Fresno, he experimentado desafíos particulares para que las parroquias rurales aborden mejor las necesidades de los migrantes e inmigrantes rurales.
“Las cosas son como son.”
Durante este verano, hablé con varios agricultores y ganaderos sobre los cambios que he experimentado en las zonas rurales de Estados Unidos desde mi primera asignación como sacerdote en Wichita, Kansas. Uno de ellos me mostró un tractor antiguo que cuidaba. Dijo: “Éste era el único tractor que teníamos en nuestra granja en 1956. Aprendí a conducirlo cuando tenía ocho años”. Luego señaló un tractor en el campo y dijo que prácticamente se conducía solo y costaba medio millón de dólares. Hablé con muchos sobre la agricultura corporativa, ausencia de la granja pequeña, los mercados, las preocupaciones ambientales, la legislación agrícola, la situación migratoria de sus trabajadores y muchos de los cambios en la vida rural actual.
Un hombre lo resumió: “Las cosas son como son. Nos adaptamos constantemente a las circunstancias cambiantes de producción, legislación, clima, trabajo y mercados cambiantes. Nos adaptamos a los cambios o no sobrevivimos”. A medida que las personas en la agricultura se adaptan a los cambios y los desafíos de hoy, nosotros en la Iglesia debemos honrar nuestra historia de evangelización, pero también proclamar la Buena Nueva en las circunstancias de hoy.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
Why I joined CMFN
I was asked by my Provincial in 2019: “What do you hope to do in your Senior Years of Ministry?” I said that I wanted to welcome migrants, refugees and the poor to the “Joy of the Gospel.”
I recognized that my Redemptorist history has been somewhat unusual. I have been a part of four Redemptorist Initiative ministries during my fifty years as a priest. I spent six years on a mission preaching team that included Redemptorists and lay volunteers in mission. I directed a summer sacramental mission for migrant farmworkers for thirteen years. I was diocesan director for campesino ministry in Fresno for four years. And only one of the communities where I was assigned since my profession of vows is still under the direction of Redemptorists.
For the past thirty-two years, I have been engaged in Hispanic Ministry. On account of three Redemptorist Initiatives directly engaged in rural communities and my years in Fresno, I have experienced particular challenges for rural parishes to better address the needs of rural migrants and immigrants.
“Things are what they are.”
Over this summer, I spoke with several farmers and ranchers about changes in rural America that I have experienced since my first assignment as a priest in Wichita, Kansas. One showed me a vintage tractor that he cared for as an antique. He said, “This was the only tractor we had on our farm in 1956. I learned to drive it when I was eight years old.” He then pointed to a tractor in the field, saying that it practically drove itself and cost a half million dollars. I spoke with many about corporate farming taking over small farms, the markets, environmental concerns, farm legislation, the immigration situation of their workers, and many of the changes to rural life today.
One man summed it up: “Things are what they are. We are constantly adapting to the changing circumstances of production, legislation, climate, labor and changing markets. We adapt to the changes or we do not survive.” As people in agriculture adapt to changes and the challenges of today, we in the Church need to honor our history of evangelization, but also to proclaim the Good News in the circumstances of today.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.