Stories from The Dalles Mission – Historias de la misión de la cosecha de cereza
Historias de la misión de la cosecha
El Ministerio Campesino ofrece desafíos únicos al ministerio de la Iglesia, pero también ofrece grandes bendiciones. Mi experiencia es como educador religioso, predicador de misiones y pastoral de jóvenes. Cuando fui a The Dalles, Oregon, no conocía la aventura que estaba a punto de experimentar al pasar un verano con campesinos migrantes. Comenzó con un maravilloso viaje en un jeep que relato en La Fe del Migrante.
“Junio 1998: Eran las 4:15 de la mañana en The Dalles, Oregón cuando fui con siete trabajadores migrantes a empezar la cosecha. Íbamos en un jeep viejo, siete en el jeep y dos en el cofre. El mayordomo iba al volante. En la cima de la colina, los trabajadores se bajaron para empezar la cosecha. El mayordomo gritó: “¡Vamos a volar!” Luego despegamos para pasar por más trabajadores. La atracción de Indiana Jones en Disneylandia no es nada comparada a esto. Hicimos otros tres viajes. Otros trabajadores iban subiendo la colina a pie para empezar a trabajar. Para las cinco de la mañana, la ladera cobró vida con la cosecha de la cereza.
Todos me saludaban: “¡Eh, Padre! ¿Dónde está su balde?” Al asomarse el sol, empecé a tomar fotos. De en medio de los árboles llenos de cerezas, los trabajadores gritaban: “¡Padre, tome nuestra foto!” Muchos chiflaban o cantaban suavemente mientras pizcaban cerezas. Yo fui a este valle como misionero para darles esperanza a los trabajadores migrantes, pero al paso de los días, los trabajadores se ganaron mi respeto y mi cariño”.
(parte de mi diario personal)
Durante trece veranos, le dije a la gente que el mejor mes de cada año era el mes que pasaba con los trabajadores de la cosecha de cerezas en The Dalles. Durante los próximos días, compartiré historias de algunos de los que conocí en The Dalles.
(Para todas estas historias, cambiaré los nombres de las personas involucradas y las fotografías serán de nuestros equipos misioneros y reuniones generales de personas. Algunas personas que estuvieron allí pueden reconocer algunas de las historias).
Stories from The Dalles Mission
Campesino Ministry offers unique challenges to the ministry of the Church, but it also offers great blessings. My background is as a religious educator, a mission preacher and youth minister. When I went to The Dalles, Oregon, I did not know the adventure that I was about to experience by spending a summer with migrant farm workers. It began with a wonderous jeep ride that I recount in Migrant Faith.
“June 1998: It was 4:15 a.m. in The Dalles, Oregon, when I went with seven migrant workers to begin the harvest. We rode in an old jeep, seven in the jeep, two on the hood. The mayordomo (supervisor of the orchard) was at the wheel. At the top of the hill the workers got out to begin the harvest. The mayordomo said, “Vamos a volar.” (“Let’s fly”). Then we took off to pick up more workers. The Indiana Jones ride at Disneyland is nothing to compare with this. We made three more such trips. Other workers were walking up the hill to begin work. By 5:00 a.m., the hillside was alive with the cherry harvest.
There were many greetings, “Hey, Padre. ¿Dónde está su balde?” (Where’s your bucket?) When light finally filled the hillside, I began to take photos. From the middle of trees laden with cherries, workers cried out, “Padre, take our picture.” Many were whistling or singing softly while they picked cherries. I came to this valley as a missionary to give hope to migrant workers, yet as each day passed, I gained respect and love for these workers.”
(from personal journal)
For thirteen summers, I told people that the best month of each year was the month that I spent with cherry harvest workers in The Dalles. For the next few days, I will share the stories of some of those whom I met in The Dalles.
(For all of these stories, I will change the names of all the people involved and pictures will be of our mission teams and general gatherings of people. Some people who were there may recognize some of the stories.)
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Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.