Feast of St. Alphonsus Liguori / Fiesta de San Alfonso de Ligorio
Fiesta de San Alfonso de Ligorio
Hoy es la fiesta de San Alfonso de Ligorio. En 1968 profesé mis votos como redentorista. Crecí en una parroquia redentorista y cuando experimenté interés por la vocación religiosa, no conocía ninguna otra congregación. Sabía poco sobre San Alfonso cuando entré. Los Redentoristas eran nuestros párrocos. El llamado a servir a los “más abandonados” me inspiró desde joven, e ingresé al colegio preparatorio redentorista en el noveno grado.
Yo era un estudiante ‘ordinario’. Luché con el latín y reprobé el español. Quería ir a misiones extranjeros, pero con mis dificultades con los idiomas, cuando nos ordenaron, dos de mis compañeros fueron a Brasil y yo fui a Wichita, Kansas. San Alfonso instituyó a los Redentoristas para servir a los “más abandonados”. Mis primeras asignaciones siempre me requerían trabajar con jóvenes. También trabajé mucho con alcohólicos y sus familias. Después de diez años en las parroquias, me asignaron como promotor de vocaciones. Como promotor de vocaciones, mientras les decía a los jóvenes que estábamos llamados a servir a los más abandonados, quería la oportunidad de dedicarme a los marginados de la Iglesia. Durante los años como promotor de vocaciones, les decía a los jóvenes que estábamos llamados a servir a los más abandonados, pero hasta ese momento mi único ministerio había sido en las parroquias urbanas.
Al final de mi tiempo como promotor de vocaciones, nuestro Superior General pidió que cada provincia dedicara una comunidad para acoger a los jóvenes en nuestra vida y ministerio. Con dos más Redentoristas, comenzamos la Casa San Alfonso en Denver como una casa de acogida para los jóvenes del centro de la ciudad. En nuestra casa de jóvenes, pronto fue obvio que tenía que aprender español. San Alfonso dijo que sus mejores maestros en moralidad fueron los pobres, quienes le mostraron el sentido de la vida moral. En Casa San Alfonso tuve al mejor de los maestros mostrándome la dignidad, la fe, la esperanza y la alegría de las personas al margen de la Iglesia.
Durante mis cinco años en Casa San Alfonso, tuve la bendición de caminar con jóvenes hispanos, migrantes, inmigrantes y muchos otros mostrándome la fe de los pobres. Los ideales y sueños de Alfonso eran abstractos cuando estudié su vida como seminarista. Se hicieron realidad mientras caminaba con jóvenes hispanos, trabajadores agrícolas inmigrantes, trabajadores de empacadoras en Kansas y muchas personas que asistían a misiones parroquiales en quince estados.
El carisma de San Alfonso continúa inspirándome, mientras camino con los trabajadores rurales inmigrantes y sus familias. Nuestra comunidad redentorista tiene una larga historia de trabajo con trabajadores rurales inmigrantes.
Espero que con CMFN pueda inspirar a otros a honrar y cuidar a los trabajadores inmigrantes rurales y sus familias.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
Feast of St. Alphonsus Liguori
Today is the feast of St. Alphonsus Liguori. In 1968, I professed my vows as a Redemptorist. I grew up in a Redemptorist parish and when I experienced an interest in religious vocation, I did not know of any other congregation. I knew little about St. Alphonsus when I entered. But the Redemptorists were our parish priests. The call to serve the “most abandoned” inspired me as a young man, and I entered the Redemptorist preparatory college in ninth grade.
I was at best an ‘ordinary’ student. I struggled with Latin and flunked Spanish. I wanted to go on foreign missions, but with my struggles with languages, when we were ordained, two of my classmates went to Brazil and I went to Wichita, Kansas. As Redemptorists we reflected often on St. Alphonsus’ desire that we seek out the “most abandoned”. My first assignments always called on me to work with youth. I also worked a great deal with alcoholics and their families. After ten years in parishes, I was assigned as vocation director. During the years as vocation director, as I told young men that we were called to serve the most abandoned, but until that time, my only ministry had been in urban parishes.
At the end of my time as vocation director, our Superior General called for each province to dedicate one community to welcome young people to our lives and ministry. With two other Redemptorists, we began Casa San Alfonso in Denver as a house of welcome for inner city youth. At our youth house, it soon was obvious that I had to learn Spanish. St. Alphonsus once said that his greatest teachers in morality were the poor, who showed him the meaning of moral life. In Casa San Alfonso, I had the best of teachers showing me the dignity, faith, hope and joy of people on the margins of the Church.
During my five years at Casa San Alfonso, I was blessed to walk with Hispanic youth, migrants, immigrants, and many others showing me the faith of the poor. The ideals and dreams of Alphonsus were abstract when I studied his life as a seminarian. They became reality as I walked with Hispanic young people, migrant farm workers, packing house workers in Kansas and many people attending parish missions in fifteen states.
The charism of St. Alphonsus continues to inspire me, as I walk with rural immigrant workers and their families. Our Redemptorist community has a long history of working with rural immigrant workers.
I hope that with CMFN, I may inspire others to honor and care for the rural immigrant worker and their families.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.