“Father, how do you pray?” / “Padre, ¿cómo rezas?”
“Padre, ¿cómo rezas?”
Alguien preguntó: “Padre, ¿cómo rezas?” A lo largo de mis años como sacerdote redentorista, he participado he practicado diversas formas de meditación, oración, devoción y liturgia. A veces hay presión para adaptarse a las prácticas de los demás. En la formación religiosa habíamos fijado tiempos de oración, con ceremonia y elementos del tiempo de oración prescritos. En mi experiencia, la oración puede ser edificante, inspiradora, misteriosa, reflexiva, deprimente, aburrida, incómoda y pacífica. No siempre es lo mismo, pero puede convertirse en rutina.
Mientras reflexiono sobre mi vida, hay momentos reveladores de la presencia de lo divino en mi vida que son el beneficio de abrirme a la presencia de Dios a mi alrededor. La mayoría de esos momentos no encajan en los libros de texto o en las prácticas obligatorias de oración que experimento en la vida religiosa. Agradezco momentos de ser llamados a tiempos de oración y oración litúrgica, pero la oración es más que tiempos programados de meditación, retiros y Misas.
La oración es hacer tiempo para Dios. Regularmente doy un paseo matutino de casi una hora. Es mi tiempo de paz. Me esfuerzo por saludar a cada persona que encuentro con un hola u otra señal para reconocer su presencia. Empecé a considerar estas caminatas matutinas de oración cuando reflexioné sobre la historia de Guadalupe. En los primeros diez versos del poema Nican Mopohua, Juan Diego camina por los cerros del Tepeyac. Oye el canto de los pájaros finos, observa la majestuosidad y la belleza a su alrededor y dice: “¿Dónde estoy? ¿Acaso allá donde dejaron dicho los antiguos nuestros antepasados, nuestros abuelos: en la tierra de las flores, en la tierra del maíz, de nuestra carne, de nuestro sustento; acaso en la tierra celestial?” Mientras caminaba en su peregrinaje, estaba abierto a la presencia de lo divino a su alrededor.
Mi caminata matutina es más que ejercicio. He aprendido a apagar la radio para estar más atento a la presencia de Dios a mi alrededor. No importa si camino en un parque, en un camino rural o en un barrio lleno de gente. Recuerdo la presencia de lo divino en mi vida, ya sea en el canto de los pájaros o en un caminante o corredor que pasa saludándolos a medida que avanzan. Reconocer la presencia de Dios a mi alrededor es oración. Puedo decir las palabras de las oraciones que me enseñaron cuando era niño, o conversar con Dios en mis pensamientos, o simplemente buscar reconocer la bondad en la creación y en las personas que me rodean.
Que camines en la presencia de lo divino hoy.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
“Father, how do you pray?”
Someone asked, “Father, how do you pray?” Over my years as a Redemptorist priest, I have participated I have practiced various forms of meditation, prayer, devotion and liturgy. At times there is pressure to conform to the practices of others. In religious formation we had set times for prayer, with ceremony and elements of the time for prayer prescribed. In my experience, prayer can be up-lifting, inspiring, mysterious, reflective, depressing, boring, uncomfortable and peaceful. It is not always the same, but can become routine.
As I reflect on my life, there are revealing moments of the presence of the divine in my life that are the benefit of making myself open to the presence of God around me. Most of those moments do not fit into textbook or obligatory practices of prayer that I experience in religious life. I appreciate moments of being called to times of prayer and liturgical prayer, but prayer is more than scheduled times for meditation, retreats and Masses.
Prayer is making time for God. I regularly take an early morning walk of nearly one hour. It is my peace time. I make an effort to greet each person I meet with a hello, or another sign to recognize their presence. I began to consider these morning walks prayer when I reflected on the Guadalupe story. In the first ten verses of the poem, Nican Mopohua, Juan Diego is walking in the hills of Tepeyac. He hears songbirds singing, observes the majesty and the beauty around him and says, “Where am I? Is it possible that I am in the place our ancient ancestors, our grandparents, told about, in the land of the flowers, in the land of corn, of our flesh, of our sustenance, possibly in the land of heaven?” As he walked on his pilgrimage, he was open to the presence of the divine around him.
My morning walk is more than exercise. I have learned to turn off the radio so that I may be more observant of the presence of God around me. It does not matter if I walk in a park, on a rural road or in a crowded neighborhood. I am reminded of the presence of the divine in my life, whether in the singing of the birds or a passing walker or jogger greeting them as they go. Recognizing the presence of God around me is prayer. I may say the words of prayers I was taught as a child, or converse with God in my thoughts, or simply seek to recognize the goodness in creation and the people around me.
May you walk in the presence of the divine today.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.