Homily for Sept. 1 / Homilía para el 1 de septiembre
Homilía para el 1 de septiembre
Crecí en los años 50 y 60 en una familia de trabajadores del ferrocarril, carpinteros y otros trabajadores sindicalizados. El Día del Trabajo reconocía el valor del trabajo, el patriotismo y el compromiso de los trabajadores con sus familias y su fe. Muchos de los hijos de trabajadores sindicalizados que conocía eran hijos de inmigrantes de primera y segunda generación. El Día del Trabajo no era sólo un día para reconocer a los trabajadores, sino una celebración de la etnicidad y la fe. En los años 50 nos estábamos recuperando de dos guerras mundiales y de la gran depresión. El Día del Trabajo era un día de patriotismo y día del campo.
El impulso para reconocer el valor de los trabajadores en muchos de los oficios que movían la economía de los Estados Unidos comenzó en la década de 1880. Los trabajadores del ferrocarril, carpinteros, maquinistas, trabajadores del acero, trabajadores de fábricas, empacadores de carne, trabajadores de la industria automotriz y otros oficios comenzaron a formar sindicatos. El Departamento de Trabajo de los Estados Unidos afirma que el Día del Trabajo es: La festividad que tiene sus raíces a finales del siglo XIX, cuando los activistas laborales presionaron para que se estableciera un día festivo federal para reconocer las muchas contribuciones que los trabajadores han hecho a la fortaleza, la prosperidad y el bienestar de los Estados Unidos. El Día del Trabajo no llama la atención sobre el trabajo, sino sobre el trabajador. El trabajador es más importante que su trabajo.
Mucho ha cambiado en los últimos setenta años. Todavía celebramos el Día del Trabajo como un día festivo federal, pero podemos preguntarnos si en los tiempos modernos realmente honramos al trabajador. Para muchas personas, hoy es solo otro día de trabajo, en lugar de un día libre. Muchas personas trabajan en tiendas de conveniencia, restaurantes, campos de golf, complejos turísticos, centros de atención médica y administran servicios utilizados por muchos que celebran la festividad.
Hoy en día, a menudo se identifica a las personas por su trabajo, en lugar de por su valor y dignidad personales. Cuando las personas cuestionaban la sabiduría y las obras de Jesús, preguntaban: “¿No es este el hijo del carpintero?” “¿De dónde obtuvo este hombre todo esto?” No respetaban a José. Él era solo el carpintero. Consideremos lo que molestó a Jesús acerca de las críticas de los escribas y fariseos a los seguidores de Jesús. Se escandalizaban por los seguidores de Jesús, pescadores, trabajadores del campo, carpinteros, padres de niños, la clase media y los pobres de su tiempo. Sus seguidores no hacían todas las costumbres de lavarse las manos antes de comer. No tenían respeto por aquellas personas que caminaban con Jesús. Entonces, Jesús dijo,
“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino preceptos humanos!”
¿Cuántas veces parece que los líderes religiosos, católicos y protestantes, están juzgando a las personas como menos dignas basándose en la participación o falta de participación en el culto, la oración o en no observar algún precepto de la iglesia? ¿A menudo los difamados son personas de otra clase, étnica, raza o tradición religiosa? En la segunda lectura de hoy, Santiago identifica la verdadera adoración como:
“La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre, consiste en visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y en guardarse de este mundo corrompido.”
La religión no se trata de hacer las cosas de la iglesia o de multiplicar las oraciones, sino de cuidar al huérfano, a la viuda, a los que sufren. Este fin de semana, honremos al trabajador que se entrega a una religión pura e inmaculada al tiempo que cuida de las personas difamadas y abandonadas del mundo.
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Homily for Sept. 1
I grew up in the 1950’s and 60’s in a family of railroad workers, carpenters and other unionized laborers. Labor Day recognized the value of labor, patriotism and the commitment of workers to their families and faith. Many of the children of union workers that I knew were first- and second-generation children of immigrants. Labor Day was not only a day to recognize the workers, but a celebration of ethnicity and faith. In the 1950’s we were recovering from two world wars and the great depression. Labor Day was a day of patriotism and picnics.
Impetus for recognizing the value of workers in many of the trades that moved the economy of the United States began in the 1880’s. Railroad workers, carpenters, machinists, steel workers, factory workers, meat packers, auto workers and other trades began to form unions. The U.S. Department of Labor states that Labor Day is: The holiday rooted in the late nineteenth century, when labor activists pushed for a federal holiday to recognize the many contributions workers have made to America’s strength, prosperity, and well-being. Labor Day does not call attention to the labor, but to the laborer. The laborer is more important than his or her labor.
A lot has changed over the past seventy years. We still celebrate Labor Day as a federal holiday, but we can wonder if in modern times, we truly honor the laborer. For many people, today is just another day at work, rather than a day off. Many people work at convenience stores, restaurants, golf courses, resorts, health care facilities and run services used by many who are celebrating the holiday. People today are often identified by their work, rather than for their personal worth and dignity. When people questioned the wisdom and works of Jesus, they asked, “Isn’t this the carpenter’s son?” “Where did this man get all this?” they gave no respect to Joseph. He was just the carpenter.
Consider what bothered Jesus about the scribes and Pharisees criticizing the followers of Jesus. They were scandalized by the followers of Jesus, fishermen, workers of the fields, carpenters, parents of children, the middle class and the poor of their time. His followers did not do all the customs of washing of hands before eating. They had no respect for those people who walked with Jesus. So, Jesus said,
This people honors me with their lips, but their hearts are far from me; in vain do they worship me, teaching as doctrines human precepts.
How many times does it appear that religious leaders, Catholic and Protestant are judging people as less worthy based on participation or lack of participation in worship, prayer or failing to observe some precept of the church? Often the maligned are people of another class, ethnicity, race or religious tradition?
In the second reading today, James identifies true worship as:
“Religion that is pure and undefiled before God and the Father is this: to care for orphans and widows in their affliction and to keep oneself unstained by the world.”
Religion is not about doing the things of church or the multiplication of prayers, but about caring for the orphan, the widow, those suffering today. On this weekend, let us honor the laborer who gives themselves to a religion that is pure and undefiled as they care for the maligned and neglected people of the world.
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Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.