“I am a migrant worker.” / “Soy un trabajador migrante.”
“Soy un trabajador migrante.”
Para entender el desafío pastoral de brindar ministerio a los trabajadores migrantes y sus familias, uno debe reconocer a todos los trabajadores cuyo trabajo exige movilidad del trabajador y a menudo lo separa de sus seres queridos. Muchas industrias, incluido el gobierno y la Iglesia, dependen de una fuerza laboral compuesta por personas que pasan gran parte de su tiempo fuera de su base de origen. La comunidad de trabajadores itinerantes incluye: trabajadores de la cosecha, trabajadores de la construcción, artistas y sus equipos de apoyo, militares, producción de energía, trabajadores del transporte, turismo, atención médica, socorro en casos de desastre, política y servicio gubernamental, atletas y muchos otros.
Los trabajadores migrantes pueden cambiar de residencia a menudo en sus carreras. La movilidad de los trabajadores es un factor que afecta la accesibilidad de la participación religiosa de los trabajadores migrantes y sus familiares. Habiendo trabajado gran parte de mi vida con inmigrantes y personas de color en el extremo económico más bajo de la fuerza laboral migrante, a menudo abogo por una mayor inclusión del trabajador migrante pobre y sus familias en el alcance sacramental de la Iglesia. En “Camina con mi pueblo” (p. 226), escribo sobre una persona que se identifica como “trabajador migrante”.
En una celebración parroquial navideña conocí a un jugador de béisbol profesional. Le gustaba platicar conmigo sobre el ministerio de los campesinos migrantes. Él dijo: “Yo también soy un trabajador migrante. Pasé muchos años jugando en las ligas menores y un breve tiempo en la liga mayor. He sido entrenador durante diez años y ahora soy un gerente de la liga menor. Debido a todas las mudanzas en mi carrera de béisbol, mis hijos, como sus trabajadores migrantes, han experimentado muchas dificultades para recibir los sacramentos. Aunque las parroquias pueden hacer más excepciones para mí que para su gente”.
Mi trabajo es a menudo con los pobres que necesitan la atención de la Iglesia, pero los principios del ministerio migrante deben aplicarse a todas las personas en situación de movilidad. La semana pasada, participé en un día de cabildeo en Capitol Hill en Washington, DC. Reconocí que muchas personas involucradas en la vida alrededor del Capitolio son trabajadores migrantes. A menudo deben viajar lejos de sus hogares, cónyuges e hijos. Puede que no se identifiquen como trabajadores migrantes, ¿pero…?
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(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
“I am a migrant worker.”
To understand the pastoral challenge of providing ministry to migrant workers and their families, one must recognize all workers whose work demands mobility of the worker and often separates the worker from loved ones. Many industries, including the government and the Church depend on a workforce made up of people who spend much of their time away from their home base. The traveling worker community includes: harvest workers, construction workers, entertainers and their support teams, military, energy production, workers in transportation, tourism, health care, disaster relief, politics and government service, athletes, and many others.
Migrant workers may change residence often in their careers. Worker mobility is a factor that affects the accessibility of religious participation of migrant workers and family members. Having worked much of my life with immigrants and people of color on the lower economic end of the migrant (mobile) workforce, I often advocate for greater inclusion of the poor migrant worker and their families in the sacramental outreach of the Church. In “Walk with my people” (p. 115-6), I write of a person identifying himself as a “migrant worker”.
At a parish Christmas celebration, I met a professional baseball player. He enjoyed speaking with me about migrant farmworker ministry, and told me, “I am a migrant worker also. I spent many years playing in the minor leagues and had a brief time in the majors. I have been a coach for ten years, and now I am a minor league manager. Because of all the moves I have made in my baseball career; my family has experienced many of the same obstacles in receiving sacraments as your farmworkers. Although parishes may make more exceptions for me than for your people.”
My work is often with the poor who need attention by the Church, but the principles of migrant ministry need to be applied for all people of mobility. Last week, I participated in a lobby day on Capitol Hill in Washington, DC. I recognized that many people engaged in life around the Capitol are migrant workers. They often must travel away from their homes, spouses and children. They may not identify themselves as migrant workers, but …..?
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Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.