Walk with My People / Camina con mi pueblo
Camina con mi pueblo
Los lectores recordarán que el libro pretendido se llama “Camina con mi pueblo”. ¿Y quiénes son aquellos a quienes los Redentoristas llaman “mi pueblo”? En nuestra Constitución Redentorista, número 3, decimos de nuestra misión: “Los más abandonados, a los que la Congregación es enviada de modo especial, son aquellos a quienes la Iglesia no ha podido proporcionar aún medios suficientes de salvación; los que nunca oyeron el mensaje de la Iglesia o no lo aceptan al menos como buena nueva, y finalmente aquellos a quienes perjudica la división de la Iglesia”.
En la “Alegría del Evangelio”, el Papa Francisco llama a los abandonados “la periferia”:
“Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio.” [1]
¿Qué significa estar en la periferia? Significa pasar desapercibido, al margen de la sociedad y vivir en las sombras. Cuando las personas pasan desapercibidas en nuestra vida cotidiana y en la Iglesia, es fácil ignorarlas. Si no reconocemos su presencia, las parroquias pueden dejar a estas personas desapercibidas en la periferia de sus comunidades. Hoy en día, la migración es una cuestión muy delicada y divisiva en los Estados Unidos y el oeste de Europa. Los migrantes pueden salir en la primera página de los periódicos, pero en el ministerio de la Iglesia a menudo se quedan en la periferia.
Cuando el Papa Francisco escribió “La alegría del Evangelio”, utilizó la palabra “periferia” nueve veces. Los traductores del Vaticano sólo utilizaron la palabra “periferia” una vez en la versión inglesa de La Alegría del Evangelio. Después del versículo 20, usaron sinónimos, como “margen” y “afueras”. Obviamente, los editores pensaron que la palabra “periferia” era un poco rara. Sin embargo, en los diez años transcurridos desde que escribió, la palabra “periferia” para describir a los abandonados se ha vuelto más común, especialmente en la literatura católica.
Me gusta referirme a la “periferia” como mi pueblo, pero el Papa Francisco dice que cada uno de nosotros está llamado a “salir de la propia comodidad” para “llegar a las periferias”. Mientras los lectores siguen al Padre Migrante, espero que todos podamos comenzar a prestar más atención a la “periferia”.
[1] Papa Francisco, La Alegría del Evangelio, Evangelii Gaudium 20.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
Walk with My People
Readers may recall that my intended book is called “Walk with My People.” And who are those whom Redemptorists call, “my people.” In our Redemptorist Constitution, number 3, we say of our mission, “The most abandoned, to whom in particular the Congregation is sent, are those for whom the Church has not yet been able to provide sufficient means of salvation, those who have never heard the Church’s message, or at least do not receive it as “Good News”, and finally those who suffer harm because of division in the Church.”
In the “Joy of the Gospel”, Pope Francis calls the abandoned, “the periphery”:
“Each Christian and every community must discern the path that the Lord points out, but all of us are asked to obey his call to go forth from our own comfort zone in order to reach all the ‘peripheries’ in need of the light of the Gospel.” [1]
What does it mean to be on the periphery? It means to be unnoticed, on the fringes of society, on the margin, and living in the shadows. When people are unnoticed, it is easy to ignore them. Since we do not recognize their presence, the ordinary life of parish communities may leave them on the periphery. Today, migration is a highly sensitive and divisive issue in the United States and Western Europe. Migrants are on the front pages of newspapers, but in Church ministry they are often on the periphery.
When Pope Francis wrote, “The Joy of the Gospel”, he used the word “periferia” nine times. The Vatican translators only used the word “periphery” once in the English version of the Joy of the Gospel. After verse 20, they used synonyms, such as “margin”, “fringe”, and “outskirts”. Obviously, the editors thought that the word “periphery” was a bit rare. Yet, in the ten years since his writing, the work “periphery” to describe the abandoned has become more common, especially in Catholic literature.
I like referring to the “periferia” as my people, but Pope Francis says that every one of us is called to “go forth from our comfort zone in order to reach the peripheries.” As readers follow Padre Migrante, I hope that we can all begin to pay more attention to the “periferia”.
[1] Pope Francis, The Joy of the Gospel, Evangelii Gaudium 20.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.