Meeting a Lutheran pastor in Mexico / Conocer a un pastor luterano en México
Conocer a un pastor luterano en México
Hace quince años, tuve una reunión interesante con un misionero luterano. Estaba en un pequeño pueblo fronterizo a lo largo de la frontera entre México y Arizona. Era Semana Santa. Había una iglesia católica en el pueblo, pero un sacerdote de más de cincuenta millas de distancia solo ofrecía misa una vez a la semana. No se celebraban misas los domingos y el pueblo no tenía un sacerdote que celebrara los servicios de Semana Santa durante diez años.
Tuvimos poca gente para la Misa del Domingo de Ramos. Ofrecimos una pascua juvenil para niños y jóvenes durante la Semana Santa. Jóvenes del pueblo ayudaron con los niños y se prepararon las estaciones en vivo para el Viernes Santo. La participación creció hasta Jueves Santo.
El sábado por la mañana tuve una agradable visita con el misionero luterano. Descubrimos que teníamos la misma edad y fuimos a la universidad en Wisconsin. Él asistió al Colegio Concordia. Le dije que los jugamos en el fútbol. Cuando le dije que asistía al Colegio Santo Redentor, dijo: “Oh, nos mataste”. Él jugaba a la defensiva y yo a la ofensa.
Le pregunté cómo le estaba yendo en su misión, respondió: “Bastante bien hasta que llegaste”. Dijo que normalmente tenía 200 personas asistiendo a su servicio de Jueves Santo. Mientras que nosotros tuvimos 250 esa noche, él tuvo 25. Dijo que la conversión de personas al luteranismo tal vez no haya sido tan completa como pensaba. En una comunidad de 500 personas, la denominación del cristianismo presente no es tan importante como la presencia de un hombre de Dios. Le agradecí por servir a la comunidad católica allí en ausencia de un sacerdote católico.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
Meeting a Lutheran pastor in Mexico
Fifteen years ago, I had an interesting meeting with a Lutheran missionary. He was in a small border town along the Mexico Arizona border. It was Holy Week. There was a Catholic church in the town, but Mass was only offered once a week by a priest from over fifty miles away. No Masses were celebrated on Sundays and the town did not have a priest celebrate Holy Week services for ten years.
We had a small crowd for Mass on Palm Sunday. We offered a children’s program during Holy Week. Youth of the town helped with the children and prepared for living stations of the cross on Good Friday. Participation at our services increased as the week went on.
On Saturday morning I had a nice visit with the Lutheran missionary. We discovered that we were the same age and went to college in Wisconsin. He attended Concordia College. I told him that we played them in soccer. When I told him that I attended Holy Redeemer College, he said, “Oh, you killed us.” He played defense and I was on offense.
I asked how he was doing on his mission, he replied, “Pretty well until you came.” He said that normally he had 200 people attend his Holy Thursday service. While we had 250 that night, he had 25. He laughed that his conversion of people to Lutheranism may not have been as complete as he thought. In a community of 500 people, the denomination of Christianity present is not so important as the simple presence of a man of God. I thanked him for serving the Catholic community there in the absence of a Catholic priest.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.
