Welcome people to the faith / Bienvenidos a la fe
Bienvenidos a la fe
El mensaje del evangelio es una palabra de consuelo, esperanza y espíritu. Jesús no vino a condenar el pecado, sino a pagar el rescate por nuestros pecados. A través de su pasión y muerte nuestros pecados son eliminados. Nuestra salvación no es nada que merezcamos o ganemos. Nos acercamos al altar confesando nuestra indignidad, pero recibimos confiadamente su Cuerpo y Sangre gracias a que Jesús dio su vida por nosotros. Necesitamos reconocer y creer en la salvación que recibimos y no imponer cargas a otros para que también reciban la gracia de Dios.
El crecimiento continuo en la comprensión del Evangelio y nuestra fe católica nos ilumina acerca de la salvación que recibimos en Cristo. Es parte de continuar caminando con Cristo después de haber sido iniciados en la fe. Con confianza en la misericordia de Dios, debemos acoger en los sacramentos de nuestra fe al catecúmeno, al niño, al pecador, al abandonado.
Ayer expresé mi preocupación por cómo iniciamos a las personas en la fe. He sido catequista, pastor juvenil, sacerdote, predicador, maestro y confesor. He caminado con los pobres, ministrado a personas en prisión, campos de inmigrantes, escuelas, hogares de ancianos y reconozco la fe entre los pobres y abandonados. He dirigido programas de preparación sacramental en entornos parroquiales ordinarios y en entornos extraordinarios con personas cuya movilidad en la vida les impide tener un “hogar” parroquial.
Es una lección de humildad reconocer una gran fe entre aquellos que consideran que los programas de preparación sacramental son onerosos y desalentadores. Invito a los obispos, sacerdotes, directores de educación religiosa, catequistas y a todos los responsables de acercar a las personas a los sacramentos de iniciación, es decir, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, a reconocer estos sacramentos como iniciación y a dejar de dificultar tanto a los pobres al acceso a los sacramentos.
Nunca he visto mayor fe mostrada en niños y jóvenes que reciben la Eucaristía y la Confirmación que en los campamentos de inmigrantes donde ofrecimos los sacramentos en el tiempo limitado que tuvimos con trabajadores que simplemente no tienen una iglesia o parroquia a la que llamar “hogar”. También puedo decir que es triste reconocer cuántas personas ya no se consideran católicas, a quienes enseñé en parroquias con largos programas de educación religiosa, requisitos de participación en misas, retiros obligatorios y proyectos de servicio. Sé que muchas personas se han beneficiado de tales programas, pero rara vez he sido testigo del gozo que he visto en la fe de los pobres y de aquellos que no pudieron participar en dichos programas.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
Welcome people to the faith
The message of the gospel is a word of consolation, hope and spirit. Jesus did not come to condemn sin, but to pay the ransom for our sins. Through his passion and death our sins are removed. Our salvation is nothing that we merit or earn. We approach the altar confessing our unworthiness, but we confidently receive His Body and Blood because of Jesus’ giving his life for us. We need to recognize and believe in the salvation that we receive and place no burdens on others to also receive God’s grace.
Continuing growth in understanding the Gospel and our Catholic faith enlightens us about the salvation that we receive in Christ. It is part of continuing to walk with Christ after we have been initiated in the faith. With confidence in God’s mercy, we need to welcome the catechumen, the child, the sinner, the abandoned into the sacraments of our faith.
Yesterday, I expressed concern about how we initiate people in the faith. I have been a catechist, a youth minister, a priest, a preacher, a teacher and a confessor. I have walked with the poor, ministered to people in prison, migrant camps, schools, nursing homes and recognize faith amongst the poor and abandoned. I have directed programs of sacramental preparation in ordinary parish settings and in extraordinary settings with people whose mobility in life prevents them from having a parish “home”.
It is humbling recognizing great faith amongst those who find sacramental preparation programs burdensome and discouraging. I invite bishops, priests, religious education directors, catechists and all who are responsible for bringing people to the sacraments of initiation, that is Baptism, Confirmation and Eucharist, to recognize these sacraments as initiation and to stop making it so difficult for the poor to access the sacraments.
Never have I seen greater faith displayed in children and young people receiving Eucharist and Confirmation than in the migrant camps where we offered the sacraments in the limited time that we had with workers who simply have no church or parish to call “home”. I also can say that it is sad when I recognize how many people no longer consider themselves Catholic, whom I taught in parishes with lengthy programs of religious education, requirements for participation at Masses, obligated retreats and service projects. I know that many people have benefited from such programs, but rarely have I witnessed the joy that I have seen in the faith of the poor and those who could not participate in such programs.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.