Everyone has a right to grace / Todos tienen un derecho a la gracia.
Todos tienen un derecho a la gracia.
En los Evangelios, aquellos a quienes los líderes religiosos de la época de Jesús consideraban indignos de amor eran los más amados por Jesús. Fueron los marginados a quienes Jesús perdonó, sanó y acogió en su comida. Vinieron a él mostrando fe o mostraron fe después de que los sanó. No tenían que memorizar oraciones, estudiar las escrituras o la teología. El amor de Jesús era incondicional.
Adán y Adriana viven en una granja lechera. Viven a doce millas de la ciudad. Adán trabaja diez o más horas al día. Es un líder de los trabajadores de la finca y su empleador valora mucho su experiencia. Dos de sus hijos están en la escuela, y Adriana cuida a su hija de tres años en casa y cuida durante el día a otros dos hijos de padres que trabajan en la finca. No pueden obtener una licencia de conducir en su estado, pero conducen a la ciudad de vez en cuando y una vez al mes para la misa dominical. Adán solo tiene un domingo cada mes cuando no trabaja.
Su hijo, Paco, tiene ocho años. Quieren que su hijo reciba la Primera Comunión. Cuando intentaron inscribirlo para las clases de Primera Comunión, les informaron que debía asistir a clases de septiembre a mayo y que, si faltaba a tres clases, no recibiría la Comunión. Cuando le dijeron al director de educación religiosa que sería muy difícil para ellos ir al pueblo tantas veces, no se ofrecía alternativa para la familia.
Lamentablemente, la experiencia de esta familia es común para personas con medios de transporte limitados y con inseguridad por su estatus legal dentro de los Estados Unidos. Gente buena necesita alternativas para que gente de la periferia puede recibir los sacramentos. Las alternativas deben reducir los peligros y el estrés para la familia. Necesitamos reflexionar en los Evangelios sobre lo poco que Jesús exigió de las personas para recibir su amor. El acto de acercarse a Jesús en sí mismo fue un acto de fe, y Jesús respondió a ese acto de fe. Cuando los padres se acercan a la iglesia para los sacramentos es en sí mismo un acto de fe. No somos guardias en las puertas de la gracia, sino los saludadores que dan la bienvenida a las personas de fe.
(Si tienes observaciones o preguntas para Padre Migrante, envían las a padremigrante@gmail.com)
Everyone has a right to grace
In the Gospels, those whom the religious leaders of Jesus’ time considered unworthy of love were the ones most loved by Jesus. It was the outcasts whom Jesus forgave, healed and welcomed to his meal. They either came to him showing faith or they showed faith after he healed them. They did not have to memorize prayers, study the scriptures or theology. Jesus love was unconditional.
Adan and Adriana live on a dairy farm. They live twelve miles from town. Adan often works ten or more hours a day. He is a leader of the workers on the farm and his experience is highly valued by his employer. Two of their children are in school, and Adriana cares for her three-year-old daughter and babysits during the day for two other children of parents working on the farm. They are unable to obtain a driver’s license in their state, but they do drive into town from time to time, and once a month for Sunday Mass. Adan only has one Sunday each month when he is not working.
Their son, Paco is eight years old. They want their son to receive his First Communion. When they tried to register him for the First Communion classes, they were informed that he needed to attend classes from September to May, and if he missed three classes, he would not receive Communion. When they told the religious education director that it would be very difficult for them to go into town that often, there was no alternative offered for the family.
Sadly, the experience of this family is very common for people with limited means of transportation and with insecurity because of legal status within the United States. Good, conscientious people need alternatives that make it possible for those on the periphery to receive sacraments. The alternatives need to reduce dangers and stress to the family. We need to reflect on the Gospels as to how little Jesus demanded of people to receive his love. The act of approaching Jesus in itself was an act of faith, and Jesus responded to that act of faith. When parents approach the church for the sacraments is itself an act of faith. We are not guards at the gates of grace, but the greeters welcoming people of faith.
(If you want Padre Migrante to respond to your concerns or questions, write to: padremigrante@gmail.com)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.